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Salud

Ciencia e iglesia “chocan” por vacuna anticovid

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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PITTSBURGH, Pensilvania — El pasado mes de marzo, la Diócesis Católica de Pittsburgh anunció estar de acuerdo con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, donde se plantearon preocupaciones morales sobre la vacuna anticovid de Johnson & Johnson, debido a que esta se produce utilizando una línea celular derivada de un feto abortado.

La recomendación se da en una ciudad predominante católica, y que es además sede de la investigación médica y científica. 

La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos catalogó la más reciente vacuna aprobada como “moralmente comprometida”, acto que la Diócesis respaldó en su página de internet.  

De acuerdo a esto, la iglesia recomienda a los católicos de Pittsburgh que al momento de vacunarse, si tienen la opción de escoger, no elijan la vacuna de Johnson & Johnson, y en lugar opten por la de Pfizer o Moderna.

El Dr, Amesh Adalia, especialista en enfermedades infecciosas, con práctica en el South Side, dio declaraciones a un reportero local y consideró las sugerencias de la iglesia como “alucinantes” e irresponsables.  

“No quiero ver morir a los católicos porque no toman esta vacuna, porque están escuchando a sus sacerdotes, a sus obispos o al Papa. Esto es tan absurdo como escuchar a un desarrollador inmobiliario dando asesoramiento médico”, dijo el Dr. Adalja.

En realidad, la línea celular de la inmunización anticovid de Johnson & Johnson son una parte integral de la tecnología médica, y se utiliza también para las vacunas contra la rubéola, el herpes zóster, la varicela y hepatitis A. 

La inyección anticovid de Johnson & Johnson se fabrica utilizando un virus del resfriado común, llamado adenovirus, la misma tecnología que sirve para producir una vacuna exitosa contra el ébola. 

El adenovirus se cultiva utilizando lo que se llama una línea celular inmortalizada, luego el virus se extrae y se purifica.

Existen varios tipos de líneas celulares creadas desde hace décadas utilizando tejido fetal y se usan ampliamente en la medicina, pero las células que contienen hoy en día son clones de las primeras muestras del tejido original.

La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos manifestó en enero que se usaron líneas celulares “derivadas del aborto” para probar las vacunas de Moderna y Pfizer, pero no en su desarrollo o producción.

Las declaraciones de la Arquidiócesis de Pittsburgh renovaron las discusiones religiosas sobre la vacuna y el uso de células derivadas del aborto. 

En diciembre, el Vaticano dijo que “es moralmente aceptable recibir vacunas contra el COVID-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados” en el proceso de investigación y producción cuando las vacunas “éticamente irreprochables” no están disponibles para el público.

El Papa Francisco ha hablado con frecuencia sobre la necesidad de garantizar que las vacunas estén ampliamente disponibles, especialmente para los pobres y marginados. 



 
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