Nací en Bogotá, Colombia y vine a EE.UU. en 1998.
Al llegar a este país encontré que muchas cosas eran diferentes. Adaptarse y cambiar no fue fácil.
En Colombia ya había completado mis estudios como pediatra.
Presentar mis exámenes de licencia médica y realizar nuevamente la carrera de especialización en los Estados Unidos fue uno de mis mayores retos.
De Colombia extraño mi familia, mis amigos, la comida, la música, el sentido del humor, los deportes, el fútbol, el ciclismo y los paisajes.
Cuando me preguntan cómo me autodefino, es fácil responder que “soy un inmigrante, latino, una persona con fe y agradecimiento hacia Dios. Un profesional que siempre está buscando la excelencia, el bienestar y la salud de mis pacientes y de nuestra comunidad”.
Creo que los más grandes inventos de la historia son la escritura e imprenta, y –por supuesto– las vacunas.
Seres muy importantes
Las personas más importantes en mi vida han sido primero mis padres –a quienes les debo quien soy– mi educación, mi fe en Dios, su ejemplo de trabajo, rectitud, honradez y el preocuparse por el bienestar de los menos favorecidos.
Igualmente, lo son mi esposa y mi hijo, de quienes recibo su cariño y apoyo incondicional.
En este grupo están mis profesores y maestros, desde aquellos que me enseñaron a leer y escribir en la primaria hasta los de medicina y pediatría en Colombia y en los Estados Unidos.
También están mis pacientes y sus familias. Ser el pediatra de los niños es un honor y un privilegio.
A ellos les dedico mi trabajo, mi esfuerzo, mi educación para que crezcan niños sanos, realicen sus sueños y ya como adultos contribuyan a hacer un mundo mejor.
Pasión por la medicina
Siempre admiré el trabajo que hacía mi mamá como médica.
Para mí fue una gran realización el descubrir que a través de esta profesión podía ayudar a otros, aliviar su dolor y curar sus enfermedades.
Recuerdo una vez que tuve una infección de oído. El dolor era insoportable.
Igual recuerdo el alivio y el gran agradecimiento que sentí después de que el doctor me vio y trató mi infección.
Nunca olvidaré lo feliz que estuve por el alivio y por pensar que los médicos podían ofrecer este don a sus pacientes. Ahí empezaron mis motivaciones por esta hermosa profesión.
Valor de la información
Desde hace muchos años encontré en el escribir una segunda carrera.
Fui director de las revistas El Aguilucho y El Fonendo en Colombia.
Escribí columnas de salud para el periódico El Tiempo en Bogotá.
A través de mis artículos en La Mega Nota busco compartir información con la comunidad para mantenernos todos saludables, especialmente para asegurar el bienestar y la salud de nuestros niños.
Creo en el inmenso valor de la prevención en salud, bien sea sobre accidentes, infecciones a través de la vacunación, el lavado de manos y del valor que tiene la información en salud como medida preventiva.
Una labor gratificante
Fui de los miembros fundadores de La Jornada Latina/La Mega Nota Pittsburgh hace ya más de una década. Ha sido una labor gratificante y continúa durante estos 12 años, con el firme compromiso de informar, educar y asegurar la salud de nuestra comunidad, de nuestras familias y de nuestros niños.
Investigo los temas a profundidad con expertos, leo diferentes artículos de publicaciones y organizaciones de reputación y seriedad científica.
Trato de escribir mis columnas de una manera que todas las personas las puedan entender, independiente de la educación y el conocimiento que tengan.
Pasatiempos en familia
Definitivamente, me gusta el cine. Aunque por la pandemia hace 18 meses no asisto a un teatro, intento ver películas en casa.
Disfruto la serie de televisión Amazing Race y entre las películas: Cinema Paradiso, Despertares, y las recientes Minari, The Current War, Spare Parts, McFarland USA, Star Wars, Contagion y A Better Life.
Me gusta leer los libros del Dr. Atul Gwande y los autores latinoamericanos Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Reyna Grande.
Amo la comida latinoamericana, en especial la colombiana, mexicana, peruana, venezolana, y puertorriqueña.
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El Dr. Diego Chaves Gnecco, especialista en pediatría y docente universitario, reside en la ciudad de Pittsburgh, desde donde ha colaborado con una columna de salud en La Jornada Latina/La Mega Nota por más de una década. Asegura que lo más importante en el cuidado de los niños es que sus padres les tengan amor, comprensión, paciencia y cariño.
