JIMANÍ, Rep. Dom. — Con estricta vigilancia militar y policial, miles de haitianos y comerciantes (dominicanos y haitianos) participan de la actividad de compra y venta de diversos productos en un mercado binacional.
Las autoridades dominicanas ofrecen las facilidades acostumbradas para el buen desenvolvimiento de la actividad comercial entre ambas naciones, a la vez que las entidades sanitarias se ocupan de que todos porten sus mascarillas para evitar el contagio del COVID-19.
Desde que se declaró la pandemia se suspendió esta interacción económica, reabriendo después solo lunes y viernes. Sin embargo, muchos están en desacuerdo con la medida porque prefieren que el mercado opere cuatro días a la semana (lunes, martes, viernes y sábado).
Solo con un movimiento comercial de dos días entre ambos países se generan DR$25 millones los lunes y RD$20 millones los viernes.
Dependiendo de las circunstancias, estos totales estimados pueden disminuir entre tres y seis millones, según un artículo de la empresa Observatorio Dominicano de Comercio Internacional.
La interacción comercial entre República Dominicana y Haití antes de la pandemia, en el 2019, alcanzaba cifras mayores de DR$70 millones, de un total de exportaciones formales que mueven casi US$700 millones al año, según datos publicados por el periódico dominicano El Nuevo Diario.
El mercado binacional funciona en 12 puntos fronterizos: Dajabón-Juana Méndez, Elías Piña, Hondo Valle, Cañada Miguel, El Cacique, Pedernales, Bánica, Los Cacaos, Hato Viejo y Tiruli (en territorio haitiano), Jimaní, y Guayajayuco.
A estos puestos asisten alrededor de 43,000 personas dos días a la semana y más de 4 millones de visitantes al año, de los cuales un 90% de ellos son haitianos. De acuerdo con el Diario Libre, entre Haití y República Dominicana se realizan 1,008 mercados binacionales al año.
La Comunidad Europea, “ayudó” a construir un local valorado en RD$278 millones, entre las ciudades Juana Méndez-Dajabón, de 20,000 metros cuadrados que incluye áreas exteriores donde se pueden ubicar e instalar entre 15,000 y 25,000 vendedores haitianos y dominicanos que ofrecen productos y mercancías diversas.
Entre lo que más se intercambia se encuentran prendas de vestir, alimentos, medicamentos, materiales de construcción y repuestos de vehículos, entre otras mercancías con mercados en ambos lados de su frontera.
Los haitianos se quejan de que son muy altos los impuestos que cobra la aduana en su país, además de atracos por parte de los delincuentes y de algunas autoridades cuando van de regreso con la mercancía a sus ciudades.
Del lado de Haití, la situación lucía tranquila, pese a la crisis política y de gobernabilidad que existe en el país vecino.
La frontera entre Haití y República Dominicana se formó tras el reparto de la Isla La Española, mediante tratados de paz firmados entre España y Francia para arreglar sus diferencias territoriales en Europa y en el Nuevo Mundo.
La Española –en su origen– era habitada por indígenas con el nombre de Quisqueya, fue ocupada por España en 1492, convirtiéndose en el “primer asentamiento español del Nuevo Mundo”.
Son dos países que coexisten en la isla La Española, en el Caribe, donde el nivel de vida de República Dominicana, que ocupa dos terceras partes del territorio, es considerablemente más alto que en Haití, que cuenta con una tercera parte del territorio.
A través del tiempo las diferencias culturales han contribuido al prolongado conflicto haitiano-dominicano.
Haití es considerado el país más pobre del hemisferio occidental y profundiza su crisis debido a las luchas de poder interno, su rápido crecimiento poblacional, degradación ambiental y los embargos comerciales.
En Haití se habla francés y creole haitiano mientras que el español es el idioma oficial de República Dominicana.