Túnez, 17 dic (EFE).- Los colegios electorales abrieron este sábado en Túnez a las 7.00 GMT para elegir un nuevo Parlamento, suspendido hace año y medio por el presidente, Kais Said, que ha convocado estos comicios unilateralmente, boicoteados por la mayoría de partidos políticos y sociedad civil.
Más de 9 millones de tunecinos están llamados a votar, hasta las 17.00 GMT, con una nueva ley electoral que sustituye la lista de partidos políticos por candidaturas uninominales.
Un total de 1.055 candidatos (solo un 11 % de mujeres) concurren para obtener uno de los 161 asientos del Parlamento, aunque siete de las circunscripciones no cuentan con aspirante y diez tienen un solo candidato que obtendrá el escaño automáticamente.
Los candidatos tendrán que sacar una mayoría en su circunscripción, más del 50 % de los votos, o afrontar una segunda vuelta entre los dos aspirantes más votados.
Una delegación de la Cámara Civil de Rusia observará el proceso mientras que el Parlamento Europeo declinó enviar observadores y la asociación local Mourakiboun será una de las pocas organizaciones en vigilar la consulta después de haber alertado de la "confusión y debilidad" que caracteriza la actual gestión.
Estas elecciones completan la hoja de ruta del presidente tunecino, que comenzó el 25 de julio de 2021 al suspender el Parlamento (disuelto finalmente en marzo) y arrogarse plenos poderes, movimiento calificado como "golpe de Estado" por la oposición.
Desde entonces, ha suspendido el Consejo Superior de la Magistratura (CSM) y modificado la composición de la Instancia Superior Independiente de las Elecciones (ISIE), encargada de supervisar este proceso.
El pasado 25 de julio, convocó unilateralmente un referéndum, en el que participó menos de un 30 % del electorado, para aprobar una nueva Constitución que debilita el papel del nuevo Parlamento e instaura un sistema "ultrapresidencialista".
Este 17 de diciembre conmemora el aniversario de la inmolación en 2010 del joven vendedor ambulante, Mohammed Bouazizi; evento considerado como resorte de la revolución que derrocó al dictador Zine el Abidine Ben Ali y que hizo de Túnez la cuna de la llamada Primavera Árabe.
Said, que reivindica esta efeméride para defender su proyecto político, asegura que su política unilateral tiene como objetivo "rectificar" la transición, mientras que para la oposición supone el fin de la ruta democrática iniciada por Túnez.