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Alex y Molly, un amor de medio siglo

por Abel Zavala (azavala@lamegamedia.com)


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Si queremos saber el secreto de un matrimonio de por vida, Alex García (o “Chale” como lo conocen muchos –y para los más allegados: el quinto Beatle), dice que no lo hay.

Quizás tenga razón, pero hay algo en él y su esposa Molly del cual muchos podríamos aprender.

Alex y Molly, de Calumet City, Illinois (un suburbio al sur de Chicago) han estado casados desde 1971, y si no fuera por la pandemia global, estaría junto a ellos para celebrar lo que muchas parejas anhelan.

He conocido a Alex y Molly y a su maravillosa familia desde finales de los 80. 

Para mí, son el epítome del matrimonio. Su ejemplo, es el que sigo en mi hogar.

Han sido un tremendo apoyo para mi familia en tiempos difíciles. 

Han entregado a dos de mis hermanas cuando se casaron. 

Han atendido a obras y conciertos míos. 

Podría escribir mucho más sobre ellos y su conexión con mi familia y conmigo, pero esta historia es de ellos.

Se conocieron en 1968 en Monterrey cuando serían chambelán y dama en quinceañeras, y el destino estaba listo para eventualmente unirlos. 

“Yo siempre he dicho que está escrito en las estrellas”, cuenta Alex.

“Molly y yo teníamos nuestra dama y chambelán, y como a las dos semanas nuestra pareja no fue a una de las quinceañeras, así que nos pusieron juntos”. 

Y es allí donde comienza su historia. 

Su relación creció y el 1 de enero de 1971 se casaron.

“Escogí esa fecha porque estábamos cortos de dinero, y pensé que muchos no atenderían ya que estarían cansados, dormidos o borrachos ...pero llegaron todos”, describió Alex.

Como muchos, ambos emigraron a los Estados Unidos en 1977 después de que Molly perdiera un bebé y Alex tuviera que dejar su trabajo para atenderla. 

Una vez que Molly mejoró, una amiga de ellos los invitó a Chicago, a donde primero llegó Molly con sus hijos mientras Alex se quedaba en México para vender lo que tenían.

Tres meses después, se reunieron. 

Y como ha sido para la mayoría de los que emigran a este país en busca de una vida mejor, había desafíos que superar juntos. 

Unos de los retos: no hablaban inglés ni tenían automóvil.

“Se vino una tormenta entre [los años] 77 y 78, y en ese tiempo yo caminaba una milla a trabajar”, recuerda Molly en una de las muchas experiencias de ambos. 

“Un día en particular hubo una nevada muy fea, pero yo tuve que ir a trabajar. Caminaba y caminaba y no veía carros ni nadie en la calle. De repente se acercó un carro, ¿y qué me decía? ¡No sé! Con señas me indicaba que entrara al auto, y a través de señas lo guié y me dejó en la puerta del trabajo”.

A pesar de las inevitables luchas que tuvieron que enfrentar, las superaron y cosecharon recompensas. 

Eventualmente se convirtieron en dueños de casa y, con el tiempo, en ciudadanos estadounidenses. 

“Fuimos la primera familia en el área de Chicago que arregló en los 90. Cuando estaba Ronald Reagan como presidente, hizo una amnistía”, explicó Alex.  

“Nunca usamos nombres falsos, y guardamos todos los recibos de renta, médicos y más para mostrar cuando entrara la amnistía, así que cuando llegó el día en el [año] 91 o 92, mostramos nuestros documentos válidos. Nos entrevistaron y fuimos la primera familia en arreglar en el área de Chicago”.

Entre todo lo que han luchado y superado en los más de 50 años que se conocen y llevan juntos, estoy seguro de que debe haber un secreto.

“Muchos nos han preguntado eso, ‘¿cuál es el secreto?’, pero les digo que yo no sé cuál es el secreto. La idea es que el matrimonio es de dos. Tenemos una buena relación, y no hay secretos; somos honestos uno con el otro. Todo lo decidimos juntos; es un mutuo acuerdo.”

Y terminamos esta historia con un consejo de Molly: 

“Traten de convivir todo entre los dos y con la familia…siempre unidos”.



 

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