Alondra Inarú es una joven hispana, tiene 17 años y cursará el duodécimo grado en el año lectivo 2022-2023. Su experiencia y formación académica se ha desarrollado en el sistema público desde kínder hasta el presente, en Pittsburgh Creative and Performing Arts (CAPA).
En entrevista con La Mega Nota, dijo que orgullosamente es hija de padres puertorriqueños, de primera generación nacida en los Estados Unidos, no obstante, su crianza ha sido “muy boricua”. El español es su primer idioma y mantiene una sólida identidad hispana.
“De pequeña aprendí español antes que inglés, pero al llegar a la escuela hablaba ambos. Entré a Phillips Elementary en South Side como parte del estudiantado general. Lamentablemente, la clase de español no se adaptaba a mis necesidades y no había un programa avanzado para niños bilingües como yo, por lo que siento que mis destrezas de escritura y lectura en español no son las mejores”, lamentó la joven estudiante.
Según narró, algo interesante de su escuela primaria, era que a pesar de no contar con clases de español avanzado y con pocos latinos, la administración se esforzaba por ser inclusivos.
“En la cafetería y el gimnasio tenían banderas de países latinoamericanos. También durante el mes de marzo celebraban un evento llamado ‘Fiesta de la paz’, dedicada a la cultura hispana. Era bonito, y me hacía sentir valorada, pero al ser yo una de las pocas [latinas] sentía mucha presión pues generalmente, era el foco de atención”, recordó.
El sistema de educación pública de Pittsburgh cuenta con planteles especializados en diferentes disciplinas, donde jovencitos con inclinación –y quienes resaltan en ciertas áreas– pueden dedicarse a estas, al mismo tiempo que obtienen la instrucción académica regular.
Desde temprana edad, Alondra Inarú presentó interés y habilidad en baile y actuación. Cuando cursaba su quinto grado, aplicó para ser aceptada en un plantel dedicado a las artes escénicas y creativas, conocida como CAPA, ubicada en el centro de la ciudad.
“El estudiante tiene la opción de solicitar dos concentraciones, yo lo hice en baile y en actuación, por lo que tuve que hacer dos audiciones. Me sentía bastante confiada en lo que estaba haciendo, e imagino que lo hice bien pues me seleccionaron”, explica.
“Comencé el sexto grado en CAPA, luego, en octavo grado fui puesta a prueba para evaluar mi aprovechamiento y mi desempeño fue satisfactorio, permitiéndome continuar en esta escuela. De no haber cualificado, me hubiese visto en la obligación de volver al currículum regular”, aclaró.
Asegura que en su escuela se siente cómoda y feliz porque aprende en un ambiente creativo e inclusivo junto a jóvenes de mentalidad progresista.
“Nunca se ven ataques discriminatorios a raíz de raza, género u orientación sexual; se siente como si estuviéramos en una burbuja. Los maestros son muy comprensivos, atentos y aunque tampoco contamos con clases de español avanzado, tenemos una asociación de estudiantes latinos”.
Indicó además que ahora, durante su último año de escuela, CAPA dedica tiempo activo a preparar sus estudiantes para el proceso de selección de universidades, incluyendo reuniones periódicas y personalizadas con orientadores y consejeros académicos.
“La vida estudiantil está llena de retos; encontrarán gente difícil y maestros que no escuchan. Sin embargo, no se rindan porque los años de escuela son temporales y lo que aquí se aprende, nos ayudará a desenvolvernos en el mundo real”, aconsejó.