Cuando se habla de alimentación basada en plantas, no quiere decir que se trata de un estilo de vida completamente vegetariano o vegano. Consiste en consumir la mayor parte de productos que ofrece la naturaleza como granos, nueces, semillas, raíces, vegetales, frutas y todos sus derivados.
En muchos casos, las opciones de plantas resultan excelentes para personas intolerantes a la lactosa que –como mi hijo– no pueden probar algo preparado con leche animal porque les altera la digestión, causando severas molestias por largas horas.
Además de la leche, también pasaría lo mismo con quesos, helados, batidos, yogur, salsas blancas para pastas y/o cualquier combinación inesperada.
Sin embargo, cada vez más salen al mercado productos alternativos elaborados con leche de almendra, de coco, semillas de marañón (“cashews”) y avena, incluyendo bebidas ricas en probióticos como el kéfir, que es una mezcla fermentada de granos con levaduras.
La principal recomendación para este estilo de vida es que más de la mitad del plato que usted se sirva debe integrar estos alimentos provenientes de las plantas mientras que solo una parte ocupará la proteína, es decir carnes magras como pechuga de pollo o pavo, mariscos o pescados blancos, preferiblemente aquellos “salvajes” que no son criados con propósito comercial en lagos o estanques.
Expertos coinciden en que este tipo de alimentación fortalece al organismo humano con los nutrientes necesarios para combatir enfermedades como infecciones, inflamación y algunos tipos de cánceres.
“Una dieta basada en plantas fortalece su sistema inmunológico para protegerle contra gérmenes y microorganismos. Un sistema inmunológico saludable es esencial para reducir el riesgo de cáncer porque puede reconocer y atacar las mutaciones en las células antes de que progresen a la enfermedad”, dice la Andrea Murray, especialista en educación de salud del Centro Médico de la Universidad de Texas.
La Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA, por sus siglas en inglés) que ahora se identifica como Protección Animal Mundial (WAP) siempre ha motivado a las personas para que lleven una alimentación basada en plantas, creando conciencia para mejorar la vida de los animales de granja y advirtiendo que se debe reducir la cantidad de carne que se consume hoy día porque la producen con crueldad.
En un artículo publicado por Joe Loria, en enero de 2021, en el blog de esta organización, se explica como una alimentación basada en plantas puede mejorar el sistema inmunológico, reducir el riesgo de males cardiovasculares, inflamación, diabetes y colesterol, además de Alzheimer y cáncer.
Sobre el tema, Loria refirió aquel estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud en 2015, donde se clasificaba las carnes procesadas como las salchichas y el tocino en la misma categoría de riesgo de cáncer que el asbesto y el cigarrillo.
El autor destacó también que “innumerables estudios han demostrado que quienes comen una dieta basada en plantas tienen un menor riesgo de fallecer por enfermedades del corazón, la principal causa de muerte en los Estados Unidos, en comparación con quienes consumen grandes cantidades de alimentos de origen animal”.
Se ha demostrado –reitera Loria– que el alto contenido de fibra y nutrientes en los alimentos de origen vegetal “previenen y revierten las enfermedades cardíacas, mejoran el colesterol y reducen la presión arterial”.