Una de las contribuciones más importantes que ha hecho la isla caribeña a la nación estadounidense tiene bases en la cultura.
Con la fuerza laboral que arribó a este país durante la primera mitad del siglo XX, también llegó su música.
La bomba y la plena definen históricamente los sonidos musicales de la sociedad boricua.
En Puerto Rico, si usted visita a comunidades humildes, va a encontrar bomba y plena.
Estas tradiciones musicales también se pueden escuchar en la ciudad de Nueva York y otras comunidades en las que se han asentado los puertorriqueños como Boston, Chicago y hasta en DC, en el famoso círculo de percusionistas que se reúnen todos los domingos en Malcolm X Park.
Muchos músicos han trabajado duro y logrado mantener vivos estos estilos a través de grupos de actuación y participando en eventos comunitarios.
En ocasiones adoptan sonidos modernos, pero siempre se adhieren a los estilos tradicionales que mantienen un sentido de orgullo por su herencia cultural.
La bomba y la plena son tradiciones musicales boricuas movidas por la percusión.
A menudo son mencionadas juntas como si fueran un solo estilo musical, sin embargo son diferentes, existen distinciones básicas entre ellas en el ritmo, la instrumentación y las letras, pero ambas reflejan la herencia africana de Puerto Rico.
Puede escuchar la diferencia en canciones de bomba donde los tambores o barriles son de tono más bajo y forman un acompañamiento rítmico distinto al de la pandereta utilizada en la plena.
La bomba se remonta al período temprano de la colonización europea en Puerto Rico y proviene de tradiciones musicales traídas por africanos en el siglo XVII.
Para ellos, la música bomba era una fuente de expresión política y espiritual.
La letra transmitía una sensación de ira o tristeza por su condición, las canciones sirvieron como catalizador de rebeliones y levantamientos.
Sin embargo, de igual forma la bomba también les sirvió para bailar y celebrar, ayudándoles a crear una comunidad e identidad única.
La música evolucionó a través del contacto entre poblaciones esclavas de diferentes colonias y regiones del Caribe, incluyendo las Antillas Menores Holandesas, Cuba, Santo Domingo y Haití. Como resultado, la bomba tiene ahora dieciséis ritmos diferentes en total que marcan la clave del canto y la danza.
Los instrumentos de bomba incluyen el subidor o primo (barril o tambor), maracas y el cuá o fuá, dos palos que se tocan contra la madera de los barriles u otra pieza del mismo material.
La Plena por su parte se desarrolló como una nueva raíz de la bomba, a principios del siglo XX en el sur de Puerto Rico.
Las letras son narrativas y transmiten una historia sobre eventos, temas de actualidad, comentan sobre movimientos de protesta política y en otras ocasiones llevaban temas jocosos o chistes.
Básicamente servía a los boricuas de antaño como periódico de pueblo.
Tiene un solo ritmo básico, la instrumentación ha cambiado mucho con el pasar de los años, pero el elemento indispensable y que define al género es la pandereta o pandero, un tambor de mano redondo que viene en diferentes tamaños.
El más pequeño de ellos es el requinto, que improvisa sobre el ritmo de los demás tambores.
La bomba y la plena, al igual que otros ritmos caribeños fueron los predecesores de la salsa, música caribeña que nació en el Bronx de Nueva York.