Huamantla (México), 23 may (EFE).- Los bien presentados toros de Begoña sobresalieron por su casta en la corrida de este domingo en la plaza la Taurina de Huamantla (Tlaxcala) con los toreros mexicanos José Mauricio, Ernesto Javier Calita y Leo Valadez que salieron por la puerta grande en una tarde excesiva en trofeos.
Ante unos pocos aficionados que ocupaban el treinta por ciento del aforo debido a las medidas sanitarias, cuatro de las seis reses bravas del hierro de Begoña se comportaron con fijeza y empuje.
La tarde resultó entretenida y vistosa con la casta de los toros de Begoña y el quehacer de los tres matadores que recibieron excesivos trofeos, quizás, por las muchas ganas del público de presenciar una buena tarde toros.
El que abrió plaza, de nombre Pipian, derrochó bravura apretando mucho a las cuadrillas y solo un quite salvador de Leo Valadez evitó una situación dramática en el tercio de banderillas.
Este toro tocó en suerte a José Mauricio que se vio superado en todo momento. Una estocada caída y trasera pero eficaz, le facilitó el primer trofeo excesivo de la tarde.
También encastado fue el segundo de Mauricio con el que renunció a mandar de inicio para arremolinarse a la embestida del buen toro que iba deshaciendo su casta por la falta de fijeza del de luces.
Un gran volapié provocó el alboroto de los presentes y otras dos orejas para el de la Ciudad de México. Dos orejas cortó también Calita con otro gran toro que salió perjudicado de una voltereta. A pesar de ello acudió al caballo con violencia ofreciendo un gran tercio de varas de la mano del picador Daniel Morales.
Ante el desequilibrio del astado Ernesto Javier realizó una faena consistente en pases sin fijeza en las tandas, salvo una inicial con la derecha y unos vertiginosos par de naturales. El toro lució en una labor más tremendista que seria.
En cambio con su primer rival, encastado pero sin recorrido, Calita hizo una faena con buenas tandas pero no redondas, de menos a más, y con algún natural de mérito, siempre dando la sensación de tener sitio a base de entrega. Pinchó y perdió el merecido trofeo.
Un rabo obtuvo Leo Valadez con el que cerraba plaza. El magnífico ejemplar de Begoña por estampa y casta quedó mermado en un violento derrote y el mayor mérito de Valadez estuvo en mantener el animal en pie y sacarle pases con la tela desmayada en la siniestra aunque siempre con la muleta atrasada y lejos del pitón contrario.
Una gran estocada fue el preámbulo del injustificado rabo. Valadez nada pudo hacer con el manso tercero.
En el encierro de Huamantla se utilizó la puya sin cuerdas como viene sucediendo en otras plazas.
Con el público entusiasmado los tres toreros salieron por la puerta grande.