Santiago de Chile, 14 nov (EFE).- En el último año y medio no han sido pocas las veces que los chilenos han sido convocados a las urnas: un plebiscito por una nueva Carta Magna, unas elecciones constituyentes, una votación municipal y los primeros comicios regionales de su historia.
Pero este 21 de noviembre, en el que se elegirá en primera vuelta al nuevo presidente que relevará al conservador Sebastián Piñera por un periodo de cuatro años, el clima es diferente.
Con la ultraderecha en auge, la redacción de una nueva Constitución en marcha, una acuciante inflación tras la pandemia y una fuerte crisis social e institucional que no cesa desde 2019, los expertos coinciden: Chile enfrenta las elecciones más cruciales de su historia reciente.
QUÉ SE VOTA
El principal evento es la elección en primera vuelta del nuevo mandatario, aunque también se renovará el Parlamento, con la elección de todos los diputados (155) para un periodo de 4 años y la votación de 27 de los 43 senadores para un periodo de 8 años.
Pese a que hay desconfianza hacia las encuestas por sus desaciertos en las últimas votaciones, casi todas están de acuerdo en que ninguno de los siete candidatos ganaría en primera vuelta, en la que están llamadas a votar casi 15 millones de personas.
De cumplirse las predicciones de los principales sondeos, que no aciertan desde el año 2019, pasarían al balotaje del 19 de diciembre Gabriel Boric, del Frente Amplio (izquierda) y el ultraderechista José Antonio Kast, del Partido Republicano.
EN JAQUE LOS PARTIDOS TRADICIONALES
Está en duda que pasen a segunda vuelta Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social, de centroizquierda) o Sebastián Sichel (Chile Podemos Más, derecha moderada), las cartas de los dos grandes bloques que se repartieron el poder desde la salida del dictador Augusto Pinochet (1990).
Se trataría de la primera vez que los dos contendientes de la segunda vuelta no forman parte de estas dos grandes coaliciones, conocidos durante los albores de la transición a la democracia como "Concertación" y "Alianza".
Otros candidatos con menor adhesión son el progresista Marco Enríquez-Ominami, el ultraizquierdista Eduardo Artés y Franco Parisi, un polémico economista que reside en Estados Unidos y que no estará para las elecciones por tener covid-19.
AUGE DE LA ULTRADERECHA
De forma inédita en 31 años, un candidato de ultraderecha tiene posibilidades de llegar a la Moneda, sede presidencial. Se trata de Kast, un ultraconservador con un duro discurso antiinmigración que ha logrado duplicar sus apoyos en los últimos dos meses hasta ubicarse por encima del 20 %.
El país suramericano se suma así al auge del conservadurismo más duro que ha emergido en los últimos años en Estados Unidos, Brasil, España, Hungría, o Francia.
Cavar una zanja para evitar la creciente migración irregular o su fuerte discurso de "orden y combate a la violencia" en el sur, donde este año se ha agravado un enquistado conflicto entre indígenas y empresas forestales con tiroteos y víctimas mortales, son algunas de sus propuestas y la clave de su éxito, según los expertos.
También tendría que ver con su auge el declive de Sichel, candidato de la derecha oficialista y exministro del actual mandatario y muy cuestionado entre los conservadores por su posición centrista y varias controversias que salpicaron su campaña.
LOS PRINCIPALES RETOS
Desde octubre de 2019, cuando al son de "Chile despertó" se desató una ola de protestas sin parangón en sus 31 años de democracia, el país se encuentra sumido en una fuerte crisis social e institucional.
Esas revueltas, en las que murieron una treintena de personas y miles resultaron heridas, pusieron en jaque al Gobierno actual y a las fuerzas de seguridad y sirvieron para iniciar un proceso constituyente encabezado por una asamblea de tendencia progresista.
La implementación de la nueva ley fundamental y el descontento ciudadano, que todavía se hace presente a través de manifestaciones minoritarias, son algunos de los cometidos más espinosos del nuevo jefe de Gobierno.
El otro gran reto: la recuperación económica pospandemia. El país sudamericano enfrenta una escalada de inflación (acumula un alza del 5,8 % en lo que va del año), que ha empujado al Banco Central a tomar medidas inéditas en más de 20 años.
La ciudadanía apura las últimas ayudas estatales antes de fin de año y aprovecha los consecutivos retiros de los fondos de pensiones aprobados para afrontar la crisis, mientras los expertos miran con recelo el sistema financiero de Chile, que en las últimas tres décadas ha sido uno de los más estables de la región.
Patricia Nieto Mariño