COBERTURA ESPECIAL | Mientras unos llegan otros esperan: Crisis humanitaria en la frontera
SAN DIEGO, California — En una zona entre dos muros fronterizos, con bolsas de plástico en el piso que sirven como sábanas para protegerse de la tierra, algunos han pasado hasta tres días durmiendo a la intemperie con cobijas que les ayudan a cubrirse del frío. Esas mismas mantas metálicas también las utilizan durante el día para evitar quemarse del sol. Todos son migrantes procedentes de distintas partes del mundo.
“Vengo acá para darle algo mejor a mi familia, mi hijo necesita cuidados especiales”, dice un migrante de Belice.
Llegan desde Colombia, Turquía, Haití, Irán, Belice y otros países. Se quedan al pie del cerco que divide México y Estados Unidos.
En los 3.152 kilómetros que mide a lo largo la franja fronteriza, acamparon alrededor de 65 mil migrantes en las últimas semanas.
En Tijuana, llegan utilizando distintas vías: avión, autobús e incluso a pie. Finalmente, arriban a un punto donde atraviesan un alcantarillado; otros arriesgan sus vidas y suben los 30 pies de altura del muro, todo para poder estar lo más cerca posible y buscar asilo.
Allí se topan con agentes de la patrulla fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) que resguardan las grandes puertas metálicas.
Entre las rejas de acero ya oxidadas, se ven las manos suplicantes para pedir que alguien les cargue la batería de su celular, el artículo más valioso para algunos que les mantiene comunicados con sus familiares.
Adriana Jasso, del Comité de Amigos Americanos, pasa todos los días a dar esa y más ayuda.
“Les traigo medicina porque muchos sufren dolores de cabeza o migrañas por el sol”, comentó Jasso.
Miles de migrantes llegan con la ilusión de que una vez finalizado el título 42, podrán entrar en suelo norteamericano. La polémica medida fue creada bajo la administración de Donald Trump en marzo de 2020, para evitar la propagación de la pandemia y sostenía que cualquier inmigrante podía ser deportado.
“Yo estoy migrando por la situación de nuestro país, huyendo de la violencia; esperamos que nos den el asilo para quedarnos”, señala un migrante de Colombia.
Muchos escapan de la violencia que viven en sus países, otros de la pobreza, todos con un mismo objetivo: iniciar una nueva vida.
Esta oleada de migrantes ha generado una crisis humanitaria en Tijuana, y San Diego ya ha recibido a miles. Después de ser procesados por inmigración, cientos y cientos son transportados en camiones a un refugio temporal. Bajan de los autobuses con solo una mochila o una bolsa de plástico donde llevan sus pertenencias.
Quienes pueden pagar una noche o dos se hospedan en un hotel vecino y permanecen dentro de sus habitaciones por temor a enfrentar algún peligro.
“Vienen familias enteras, no hablan inglés, son de Turquía, Vietnam y Haití”, afirma Sofi Hill, huésped del vecino Motel 6.
Migrantes colombianos explicaron a La Mega Nota como estuvieron 10 días en el centro de detención, en un cuarto con hasta 60 personas durmiendo en el piso, con solo agua y galletas que los mismos agentes les daban. Muchos de ellos ahora enfrentan un futuro incierto.
“Hablé con otro grupo, eran tres hermanos. Les pregunté si tenían dinero y me dijeron que solo para dos días, después tendrían que ir a la calle para ver dónde pueden quedarse”, agregó Hill.
Mientras algunos ya pisan suelo estadounidense, otros aún siguen acampando bajo el muro. Aquellos que intenten ingresar sin tener una cita previa con agentes de inmigración pueden ser deportados. Esta cita solo se agenda a través de la aplicación móvil CBPone.
FOTOS: (La Mega Nota/Karina Guzmán)