Existe entre personas de tendencia liberal, un gran sentido de frustración ante la falta de progreso en la realización de cambios radicales al sistema de inmigración.
Haciéndose eco en las redes sociales, muchos son quienes están advirtiendo a los líderes de los de partido demócrata que el Congreso debe incluir una reforma en el paquete de política nacional del presidente Biden para las comunidades de inmigrantes que ha prometido ayudar y con quienes los demócratas cuentan para votar en gran número para las elecciones de mitad de término de 2022.
La reforma migratoria que debería incluirse sigue siendo un tema de intenso debate debido a un complicado conjunto de factores, incluyendo qué políticas cumplirían con las reglas del Senado que rigen el proyecto de ley y la negativa de demócratas vulnerables en respaldar cualquier medida que teman pueda causarle problemas frente a electores conservadores y republicanos durante la campaña electoral.
No obstante, un proyecto de ley ahora puede ser la mejor oportunidad de tomar una iniciativa que demuestre a las comunidades inmigrantes alineadas con el partido, que sus preocupaciones se están tomando en serio, y no dejar el tema en el aire a pesar de la naturaleza polarizante del debate.
De hacerlo, también mantendría la promesa de campaña hecha por Biden de proteger a los inmigrantes indocumentados y a sus familias después de años de intensos ataques bajo la presidencia de Donald Trump.
La Mega Nota consultó a Lynn Tramonte de Ohio Immigrant Alliance, sobre las expectativas de una reforma migratoria para el año 2022.
De acuerdo con Tramonte, lamentablemente el panorama no parece ser muy prometedor.
El tema de la migración se ha deshumanizado y convertido en uno politizado.
“Muchos políticos afiliados al partido demócrata se abstienen de tomar una postura firme para impulsar una reforma migratoria por el temor a las repercusiones que sus acciones puedan tener en las urnas”, asegura.
“No quieren asumir posturas que vayan en contra de los republicanos. Por esta razón la situación no se ve como una crisis humanitaria, no se preguntan por qué estas personas están abandonando sus países. Entonces, dentro del debate político, las vidas de miles de personas se afectan, incluso emocionalmente al verse en un estado de incertidumbre”, advierte.
Ella no visualiza un interés genuino a nivel gubernamental para ayudar a las comunidades de emigrantes del país.
No obstante, cree que esta politización del asunto puede traer consigo algún cambio legislativo de beneficio.
“Durante la era de Obama, y como medida de estrategia política, se establece DACA, por lo que no podemos descartar una movida de último momento. Sin embargo, considero que un cambio significativo recae en iniciativas que vengan desde adentro, de la raíz, o como se le conoce en inglés, ‘grassroots’”.
Tramonte además vaticinó que de los conservadores dominar el Senado y la Cámara Baja el próximo año, la situación se tornaría aún más difícil.
El ente regulador del Senado, el parlamentario, ya ha rechazado dos intentos demócratas de incluir disposiciones sobre inmigración en el paquete de reconciliación, argumentando que no cumplen con las reglas porque su objetivo principal no es el de gastar o imponer impuestos.
El enfoque ahora está en una propuesta que otorgaría permisos de trabajo a millones de inmigrantes indocumentados, protegiéndolos de la deportación, pero sin establecer un camino seguro hacia la ciudadanía.