MOUNT GILEAD, Ohio – Por mucho tiempo, el Centro Correccional del Condado de Morrow en Ohio, ha estado bajo riguroso escrutinio por parte de activistas a favor de los derechos humanos y contra la detención de inmigrantes.
La cárcel de Morrow, ubicada a unas 50 millas de Columbus, tiene una capacidad de 126 camas y es utilizada como centro de detención por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Según un grupo de defensa pro inmigrantes, durante la pandemia, el complejo llegó a tener un 100% de sus reclusos arrojando positivo al COVID-19.
Lynn Tramonte, directora de Ohio Immigrant Alliance, ha estado trabajando con inmigrantes en el condado de Morrow durante dos años, presionando duramente para cerrar la cárcel desde que comenzó el brote.
Ohio Immigrant Alliance presentó un informe sobre las múltiples formas en que el Centro Correccional del Condado de Morrow (MCCF, por sus siglas en inglés) violó su propio plan de control de enfermedades infecciosas y las normas nacionales de detención del ICE, causando que toda la población carcelaria se infectara con el COVID-19.
En respuesta al informe, las autoridades de la cárcel declararon que durante el brote de COVID-19, había 83 personas alojadas en el centro correccional, de las cuales 54 fueron diagnosticadas con COVID-19.
De ellos, tres eran miembros del personal, llevando la tasa de infección al 61,44%.
El problema, según explica Tramonte, es que MCCF y ICE dejaron de hacer pruebas de COVID-19 entre la población carcelaria.
Existía la presunción de que todo el centro penitenciario estaba infectado, por lo que no vieron la “necesidad” de desperdiciar pruebas escasas que lo confirmaran.
“Usted no puede reclamar una tasa de infección del 61% a menos que haya probado el 100% de la población, y no lo hicieron”, agregó.
Según el informe y pruebas presentadas por el grupo, ninguno de los reclusos o detenidos fue examinado por un médico en las instalaciones a pesar de sus diagnósticos de COVID-19.
El personal de enfermería no se encontraba presente en la cárcel durante la noche o los fines de semana, e incluso cuando estaban allí, a menudo se negaban a proporcionar atención.
Además de negligencias en sanidad, existe una falta de intérpretes disponibles para traducir las conversaciones médicas de los detenidos, dejando en manos del personal de la cárcel importantes decisiones “de vida o muerte” referente a la salud.
Varios de estos problemas fueron documentados por primera vez en febrero de 2020 por Freedom For Immigrants en una queja formal enviada al Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la cual lamentablemente al momento de redactar este artículo, aún no había recibido respuesta.
Profesionales de la salud expresaron que las condiciones en el MCCF, son inhumanas y ponen en peligro imprudentemente la salud y la vida de los detenidos durante la pandemia del COVID-19.
La presión de activistas para cerrar la cárcel, puede ser la razón por la que el centro correccional ha puesto en libertad a varios detenidos de ICE y no está aceptando más de ellos por el momento.
Sin embargo, la mayoría de los inmigrantes han sido deportados o trasladados a otras instalaciones de ICE, donde las condiciones siguen siendo deplorables.
Los pocos que regresaron a sus hogares y comunidades están siendo representados en una demanda radicada por la Unión Americana de Libertades Civiles de Ohio.
Al terminar esta redacción, aún se reportaban reclusos con síntomas de COVID-19, sin atención médica, en el centro correccional de Morrow.