Soy de República Dominicana y llegué a los Estados Unidos el 10 de octubre de 2017.
Siento un orgullo inmenso por mis padres porque a pesar de que ambos vienen de la pobreza extrema, eso no fue obstáculo para vivir bien como lo están actualmente.
Cuando me preguntan ¿quiénes son las personas más importantes de mi vida?, indudablemente aseguro que ellos [mis padres], mi esposo y mis hermanos.
Extraño tanto la comida, el calorcito de mi familia, mis amistades y el clima súper caribeño.
Escribir es mi pasión
Descubrí mi pasión por escribir desde mi adolescencia, cuando disfrutaba de cuentos y me transportaban [a esos escenarios] mientras los leía.
Más adulta, me di cuenta que la palabra tiene la magia de trasladarte a otro mundo, sin la necesidad de siquiera conocer al escritor.
Me autodefino como una persona responsable, súper paciente y me gusta tener siempre buena actitud en todo lo que hago.
Como escritora de La Mega Nota, mi mayor compromiso es la veracidad.
A la hora de redactar no preparo el entorno, pero si me gusta escribir tarde en la noche. Ahí es cuando mis ideas fluyen y me siento más cómoda.
En coberturas para La Mega Nota –medio en el que laboro desde octubre de 2019– por el momento todo ha fluido normal, sin inconveniente alguno.
Retos y aprendizaje
Cuando hablamos de mis retos como inmigrante, puedo decirles que la cultura y el idioma han sido los dos desafíos más grandes que he enfrentado.
Al mudarme a Estados Unidos ya sabía inglés, pero para mí fue como estar en otro mundo.
Aunque considero que internet es el mayor invento de la historia, NUNCA compartiría mi vida personal/íntima con mi esposo o la de mi familia en redes sociales.
Entre los libros que me han dejado la mejor lección, destaco: “El Significado del Matrimonio”, de Timothy Keller.
También tengo otro que se llama “Los Cuatro Acuerdos”, escrito por Don Miguel Ruiz.
Mi tiempo libre
Cuando descanso de mi trabajo principal y estoy en casa, prefiero cocinar y consentirme con mi comidita dominicana: arroz, habichuelas y carne; el plato típico de mi país.
Si tuviera que luchar por una causa social, no dudaría en alzar la voz e iniciar campañas contra el maltrato infantil.
Esos niños que no eligieron venir al mundo y no saben defenderse de los ataques de los mayores, merecen toda la protección y el amor posible.
