Nyeri (Kenia), 8 mar (EFE).- Ochenta años han pasado ya de la muerte de Robert Baden-Powell, mítico fundador de los Boy Scouts, pero su recuerdo sigue muy vivo en Kenia, el país donde reposan sus restos y la meca del mayor movimiento juvenil del mundo.
"Cuanto más cerca de Nyeri, más cerca de la felicidad", llegó a escribir Baden-Powell sobre esa ciudad central keniana, rodeada de cafetales y plantaciones de té acariciados por el aire fresco que desciende de la cima del monte Kenia, el segundo más alto de África, un continente que -¡ay!- le había robado el corazón.
B-P, como se conoce al padre de los Scouts, se había enamorado de las "maravillosas vistas" del monte Kenia durante una visita en 1906. No dudaría más tarde en elegir ese paisaje para su descanso eterno.
Nacido el 22 de febrero de 1857 en el londinense barrio de Paddington, Baden-Powell se alistó en el Ejército y participó en campañas militares en África que le dieron gran popularidad.
Su principal éxito militar se gestó en la Segunda Guerra Bóer (1899-1902) entre el Reino Unido y las dos repúblicas independientes que los bóeres habían establecido en Sudáfrica.
Baden-Powell dirigió la defensa británica de la ciudad de Makefing contra el asedio de los soldados afrikáneres durante siete meses, que acabó con una victoria decisiva para los ingleses y le encumbró a la categoría de héroe nacional.
Al triunfo contribuyeron los "cadetes de Makefing", un cuerpo especial de jóvenes voluntarios que ejercieron labores de espionaje, exploración y mensajería.
"PREFERIRÍA MORIR EN ÁFRICA"
Esa experiencia inspiró a B-P para fundar en 1907 el escultismo (del inglés "scouting", que significa explorar), un movimiento infantil y juvenil que busca crear "buenos ciudadanos" con actividades al aire libre como método de enseñanza informal.
En 1908, el Jefe Scout, como él se hacía llamar, publicó "Escultismo para muchachos", manual de un movimiento originalmente destinado sólo a hombres que en 1910 incluyó también a mujeres y que insta a los jóvenes a ser solidarios, obedientes y responsables.
Tras editar esa obra, el cuarto libro más vendido del mundo en el siglo XX, B-P, condecorado con títulos como el de "caballero del imperio británico", abandonó el Ejército y dedicó su vida a promover por todo el planeta un movimiento que ha engrosado más de quinientos millones de scouts en unos 160 países desde su fundación.
Tanto ajetreo hizo mella y en 1937 su médico le ordenó quietud para aliviar su "corazón cansado". Baden-Powell dejó su Londres natal en 1938 y dijo a modo de presagio: "Preferiría morir en África, donde está mi corazón, que en cualquier otro lugar".
B-P se refugió -cómo no- en Nyeri, donde su amigo, el empresario Eric Walker, le había construido una coqueta casita de campo ajardinada de estilo colonial -Kenia era entonces una colonia del Reino Unido- flanqueada por la sombra de un árbol de bambú y con vistas, por expreso deseo suyo, al monte Kenia.
"La última casa de Baden-Powell. Aquí pasó sus últimos minutos" junto a su esposa, Olave, comenta a Efe Benson Njoroge, curador del museo en que se ha convertido "Paxtu", como el Jefe Scout bautizó la vivienda en memoria de su hogar londinense, "Pax Hill".
Fotos de B-P -uniformado, mirada serena acentuada por su eterno bigote y tocado con su inseparable sombrero Stetson, célebre por la corona de cuatro abolladuras- se mezclan en las paredes de la sala de estar con sus coloridas acuarelas y dibujos de fino trazo negro. Uno muestra el meticuloso diseño de la torre del reloj que aún hoy marca la hora en Nyeri. "Era muy buen artista", subraya Njoroge.
Cientos de pañuelos donados por scouts de todo el mundo adornan la estancia como si se tratase de un arcoiris colgante.
¿UN ADMIRADOR DE HITLER?
"Paxtu" desprende loas por doquier hacia B-P. "Somos la gente más privilegiada al tener la casa del fundador prácticamente en el umbral de nuestra puerta", declara a Efe Grace Michuki, oriunda de Nyeri y expresidenta de las juventudes de los Scouts en África.
Pero no ofrece ni rastro de las sombras que sobrevuelan su vida. El Jefe Scout ha sido acusado de homofobia, de racismo, de fomento de los valores del imperio británico y de apoyar a Adolf Hitler.
"Ninguno de nosotros es perfecto. Eso es propaganda" contra B-P, argumenta el director del Centro de Información Baden-Powell de Nyeri, Paul Maina Wachira, orgulloso scout desde los ocho años.
"Esas alegaciones se han hecho muchas veces, pero yo no las tomo en cuenta", zanja Njoroge, por su parte, antes de abrir una "habitación especial" con un ligero olor a cerrado.
"Él (B-P) murió en esta habitación. La chimenea es la misma. Las sillas y la mesa son originales. Él hizo estos muebles", revela.
El corazón de Baden-Powell se detuvo el 8 de enero de 1941 a sus 83 años, de ahí que 2021 sea un "año significativo" -según Wachira-, al conmemorarse el "octogésimo aniversario" de su muerte, que tuvo impacto mundial.
Aunque tenía reservado un sepulcro en la londinense Abadía de Westminster, panteón de los héroes británicos, B-P, como estipulaba su testamento, recibió sepultura en Nyeri en un funeral con honores militares.
"Este lugar es importante porque todos los scouts de todo el mundo tienen el sueño de peregrinar aquí un día y, al menos, dar un saludo final al fundador", afirma Wachira al pie de la tumba, que ha llegado a atraer a Nyeri "cerca de cien mil scouts" en un solo día.
En la fosa, declarada monumento nacional por el Gobierno de Kenia, se alza una lápida de mármol blanco en la que destaca un círculo con un punto en el centro, una señal de rastreo que, en clave scout, significa "Fin de pista" o "Me he ido a casa".
"Los scouts no morimos, nos vamos a casa después de hacer el viaje de la vida", aclara el director del Centro de Información Baden-Powell, donde puede leerse, clavado a una pared, el último mensaje de B-P a sus "queridos scouts".
En esa carta resalta una frase: "Intenten dejar este mundo un poco mejor de como lo encontraron".
Pedro Alonso