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El corrido de Pensilvania, un legado mexicano de 1929

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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En la ciudad de Pittsburgh, el consenso general apunta a la inmigración hispana en la región como un fenómeno relativamente nuevo, y el único nombre que ha dejado huella aquí es el icónico beisbolista Roberto Clemente. No obstante, un documento histórico de casi 100 años evidencia el influjo de trabajadores mexicanos a la zona, dejando al descubierto un legado invisibilizado, y una página en blanco en los libros de historia. 

El corrido de Pensilvania” es una canción cuya autoría se le atribuye a un dueto compuesto por Lupe Martínez y Pedro Rocha, grabada por primera vez en 1929, pero algunas fuentes indican que fue compuesta en 1923. 

En ella, los intérpretes narran la travesía de 300 trabajadores quienes se reubicaron de Texas a Pensilvania en busca de mejores oportunidades de empleo. El Centro de Historia John Heinz, ubica a Pittsburgh como el destino de estos trabajadores. 

A finales del siglo XIX y principios del XX, una serie de fusiones corporativas de las minas llevaron a convertir a la ciudad en una de las principales productoras de acero de la nación, suscitando un reclutamiento masivo de mano de obra. 

Durante este tiempo, a raíz de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos había establecido serias restricciones a inmigrantes europeos, y la alta demanda de empleos condujo a que agentes laborales de empresas locales como American Bridge Company, Pittsburgh Steel y Carnegie Steel Company viajaran a Texas para contratar mexicanos. 

El contenido de la canción presenta una historia que se repite en tiempos modernos y con la que muchas personas inmigrantes se pueden identificar. 

A pesar de que el corrido es un ritmo alegre, esta pieza musical tiene un tono de nostalgia e incertidumbre, reflejando inconscientemente los sentimientos del autor ante la necesidad de tener que viajar para ganar dinero. Aun en estrofas que pueden ser algo jocosas, se transmite un aire de tristeza. 

“El día 28 de abril a las seis de la mañana, salimos en un enganche pa’l estado de Pensilvania”. Con estas palabras comienza el corrido, para luego contar desde la perspectiva de la esposa, como ella tenía intenciones de ir con su marido, pero por instrucciones del conductor, no pudo acompañarlo. 

Un dato interesante emerge en la sexta estrofa: “Adiós estado de Texas con toda tu plantación, Ya me voy pa’ Pennsylvania por no picar algodón”. 

Las plantaciones de algodón en el sur de Estados Unidos fueron centros de labor forzada y esclavitud históricamente controversiales por sus brutales prácticas hacia trabajadores y tráfico humano. La canción fue escrita décadas después de la abolición de la esclavitud, sin embargo, este obrero mexicano opta por dejar atrás a su familia y aventurarse a un territorio desconocido para no tener que trabajar en esa industria. 

Desde un punto de vista idiomático, llama la atención el reemplazo de la palabra “recoger” por “picar”, la hispanización del verbo “to pick”, una característica lingüística que indica la normalización de ese anglicismo, denotando un sentido de tiempo y cuán común era la labor mexicana en estas plantaciones de algodón. 

En septiembre se celebra el Mes de la Herencia Hispana centrado en la música y la gastronomía, ignorando a estos trabajadores cuyos nombres desaparecieron en el olvido, al igual que su legado en la formación de Pittsburgh.

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