Madrid, 24 oct (EFE).- "La mejor garantía de futuro de la tauromaquia siempre será, al margen de modas, el toreo clásico, que es el más puro y el que nunca morirá", opina el diestro español Diego Urdiales, que protagonizó varias de las mejores faenas de la temporada de 2021.
En una entrevista con EFE, el torero de Arnedo (La Rioja, norte español) analiza su campaña de este año, que ha sido, con 24 corridas, la más intensa de su ya larga carrera de 22 años de alternativa.
Pero, sobre todo, reflexiona sobre un estilo y una filosofía del toreo que lo han convertido en uno de los referentes de la renovación clásica.
"Desde luego que esta ha sido la temporada más importante de mi carrera -reconoce Urdiales, quien no llegó a hacer ningún paseíllo en 2020-, pero no tanto por los números, sino porque al torear con más continuidad he alcanzado la regularidad suficiente para conseguir triunfos más rotundos, como el de la feria de San Miguel de Sevilla" (sur).
El torero señala esa faena, del pasado 2 de octubre en la plaza de la Maestranza, premiada con las dos orejas de un toro de Garcigrande, como "la más intensa de las de este año y una de las mejores" de su vida: es en la que "más y mejor" ha podido compaginar "el conocimiento con el sentimiento".
"Todo ha merecido la pena para llegar hasta ahí. La de Sevilla era la plaza grande que me quedaba por conquistar y la que más me obsesionaba, pues se supone que es en la que mejor debe encajar mi forma de torear", comenta.
RESPETO POR CURRO ROMERO
"Pero más que por mí -confiesa- ese día me alegré por el maestro (español) Curro Romero, porque sus elogios marcaron un antes y un después en mi trayectoria. Fueron como un aval de cara a los aficionados sevillanos".
Urdiales insiste: "Sinceramente, me preocupaba mucho menos el triunfo que cumplir con la gran responsabilidad de dejar en buen lugar al maestro. La generosidad de esa leyenda del toreo al hablar como habla de mí, de un torero tan alejado de Sevilla y al que ni siquiera conocía en su día, extrañó a todo el mundo. Por eso tenía que estar a la altura y darle la razón en esa plaza donde se le adora".
PERSEVERANCIA Y NATURALIDAD
Conseguido ese último objetivo, y tras triunfar también repetidas veces en Madrid y Bilbao (norte), Urdiales afirma que ha entrado "en una fase muy especial" de su carrera, pues, después de sus años de lucha con corridas complejas y medidas actuaciones, ha conseguido ser "el torero que quería ser".
"Ya desde hace unos años estoy disfrutando de unas sensaciones que me hacen revivir la ilusión de cuando empecé a querer ser torero con apenas doce años. Picasso decía que después de muchos años consiguió pintar y disfrutar como un niño y, salvando las enormes distancias, algo así es lo que me está sucendiendo también a mí", considera.
"Claro, para llegar hasta ahí -explica- hay un largo y duro proceso de búsqueda interior y de asimilación de un gran oficio. Solo así se puede alcanzar ese estado en que el toreo te fluye con naturalidad, sin tener que pensarlo demasiado. Y solo así pueden aflorar tus sentimientos y esa creatividad que te conmueve delante del toro".
Con todo, Diego Urdiales está considerado también uno de los toreros con una técnica más amplia y precisa de la actualidad, que ha adquirido "con una dedicación diaria e incesante" para llegar a la meta que se siempre tuvo marcada "sin buscar atajos".
"Incluso ahora -reconoce- sigo buscando, porque en cuanto dejas de buscar y mejorar, mueres como torero. Tienes que intentar ser mejor cada día, en cualquier detalle, para que el lance o el muletazo dure más y sea más lento. Hay que ser un permanente inconformista, pero sin llegar tampoco a la obsesión que impide que salga lo que llevas dentro".
Esa asimilación de toda la compleja técnica del toreo sirve finalmente, según Urdiales, "para simplificar, para hacer el toreo de la manera más sencilla posible, para hacer fácil lo difícil con la máxima naturalidad (...), sin dejar de lado nunca toda esa verdad que hace sentir y emocionarse a la gente".