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El histórico misterio del río Monongahela

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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A mediados del siglo pasado, un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (U.S. Air Force) se estrelló en la ciudad de Pittsburgh, cayendo en el caudaloso río Monongahela. Tras el accidente hubo sobrevivientes, pero la enorme nave nunca fue recuperada. 

Las autoridades no pudieron esclarecer el caso, desatándose así una ola de leyendas urbanas y teorías conspirativas. 

En años recientes, la desclasificación de documentos ha ayudado a recrear un escenario más claro de las circunstancias y sucesos que rodearon este vuelo, no obstante, el misterio persiste; un avión bombardero B-25 de 15 pies de altura desapareció en un río con 20 pies de profundidad.

De acuerdo con documentos recopilados por el Centro de Historia Heinz, el 31 de enero de 1956, el mayor William Dotson, su equipo de cinco tripulantes y un número no especificado de pasajeros sobrevolaban Pittsburgh en ejercicio rutinario de entrenamiento. 

Partieron originalmente del complejo militar Nellis Air Force en Nevada para recoger un cargamento de piezas de aeronáutica en la base de Olmsted en Harrisburg. Durante la travesía, hicieron una escala en la base aérea de Tinker, en el estado de Oklahoma.

Alrededor de las 4 p.m., la aeronave reportó una pérdida de combustible y solicitó permiso para aterrizar en el aeropuerto internacional de Pittsburgh. Pero cuando el mayor Dotson se percató de que no tenían suficiente combustible para llegar hasta allí, pidió hacerlo en la pista del condado de Allegheny.

A las 4:11 p.m., con el tanque completamente vacío, el motor averiado y aún lejos de la superficie de aterrizaje más cercana, Dotson se vio obligado a tomar una difícil decisión. Deslizándose con la propulsión que llevaba sobrevoló el puente de Homestead Grays, cayendo con las ruedas hacia arriba en el río Monongahela cerca del puente de Glenwood. 

Los seis miembros de la tripulación sobrevivieron el impacto y se mantuvieron a flote mientras esperaban auxilio. Lamentablemente solo cuatro pudieron ser rescatados de las aguas heladas de enero. 

El capitán Jean Ingraham y el sargento Walter Soocey se ahogaron intentando nadar hacia la orilla. Sus cuerpos se encontraron meses más tarde.

Como parte de la operación de rescate, un barco de la Guardia Costera (de nombre Forsythia) enganchó un ala del avión para tratar de remolcarlo fuera del agua, sin embargo, la línea no aguantó el peso, se rompió y el B-25 se hundió para siempre.

Los esfuerzos de búsqueda por parte de la Guardia Costera y el Cuerpo de Ingenieros del ARMY continuaron durante 14 días, pero el bombardero nunca fue recuperado.

A principios del nuevo milenio, un equipo de voluntarios conocido como el “Grupo de Recuperación B-25” trabajó con el Centro de Historia Heinz en un esfuerzo conjunto para localizar el avión perdido. A pesar de una extensa investigación, estudios a base de escáneres sonar y cámaras submarinas de control remoto, el grupo no encontró algún rastro de la voluminosa aeronave.

Teorías conspirativas y leyendas urbanas

Buscando respuestas a este enigmático suceso, los vecinos de Pittsburgh han sugerido distintas explicaciones: 

  • Algunas personas piensan que el bombardero transportaba una carga clasificada y que el ejército estadounidense recuperó en secreto los restos del avión para ocultar su verdadero contenido. 

  • Otros creen que el B-25 llevaba a bordo una misteriosa arma nuclear o un OVNI de la conocida Área 51.

  • Muchos dicen que el avión, por su peso, quedó sumergido más allá del fondo del Monongahela, cayendo en un legendario río que fluye paralelamente de forma subterránea.

En realidad, no se sabe a ciencia cierta qué sucedió, pero el “bombardero fantasma” sigue siendo uno de los misterios sin resolver más famosos de Pittsburgh.

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