Las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2024 se enfrentan a un nuevo desafío: la desinformación impulsada por inteligencia artificial (IA). Esta técnica abarca desde surrealistas imágenes de los candidatos paseando juntos por la playa hasta llamadas telefónicas falsas que utilizan la voz del presidente Joe Biden para instar a los demócratas a no votar. Esta es la primera vez que las elecciones estadounidenses se llevan a cabo en el contexto del auge de la IA generativa, una herramienta que puede crear fotos, videos y audios realistas de eventos que nunca sucedieron, conocidos como "deepfakes".
La proliferación de información manipulada, especialmente en redes sociales, está erosionando la confianza del público en lo que observa. Según un estudio del Pew Research Center, el 57 % de los estadounidenses expresa una gran preocupación sobre el uso de la IA para crear y difundir información falsa o engañosa acerca de candidatos y campañas. Daniel Rogers, profesor adjunto de la Universidad de Nueva York, señala que esta tendencia está difuminando las líneas entre la realidad y la ficción, y advierte que se necesitan medidas de seguridad para preservar la integridad de la información.
El uso de IA en campañas políticas también ha mostrado un lado controvertido. Mientras algunos utilizan esta tecnología para desinformar, otros intentan emplearla como herramienta de campaña. Sin embargo, la mayoría de las campañas han sido cautelosas al adoptar esta tecnología, y los intentos de hacerlo han fracasado, dado que la autenticidad es crucial para establecer una conexión con los votantes. Aunque la IA tiene el potencial de influir en la política, su implementación efectiva sigue siendo un reto.