COLUMBUS, Ohio — Cuando el gobierno nacional y estatal dio la orden del confinamiento por la pandemia a mediados de marzo, había personas que por su tipo de trabajo continuaron enfrentándose y corriendo el riesgo.
Tal hazaña motivó que La Mega Nota empezara una campaña para destacar a esos “héroes menos reconocidos”.
Con este detalle de agradecimiento, este medio –a través de sus plataformas digitales– mostraba las imágenes de trabajadores de limpieza, agricultores, conductores de camiones, distribuidores, personal en sitios esenciales, correo postal, sector industrial y de construcción, farmacias, supermercados y servicios de alimentos, entre tantos que –día a día– también arriesgaban sus vidas para suplir la cadena de necesidades básicas.
Ellos no usaban batas blancas, no estaban en hospitales, ni en centros médicos, pero en sus manos recaía la responsabilidad de cosechar, cocinar, alimentar, desinfectar, transportar e informar, entre muchos servicios cotidianos en medio del pánico y la cuarentena obligada por el enemigo invisible que todavía representa una gran amenaza de salud pública.
El agradecimiento es infinito para estas personas que –dejando familias, amigos y aún en contra de su propio bienestar– siguen laborando desde sus diferentes puestos de trabajo en momentos cuando “todos sentimos miedo”.
En general, los entrevistados comentan que, en cada área laboral, sus jefes se han preocupado por la salud y bienestar, velando por el cumplimiento de las normas de precaución.
Transporte
Melba Regina Johnson trabaja por 16 años en un horario de ocho horas para uno de los hospitales más grandes del estado. Relata cómo han sido sus días durante la pandemia.
El trabajo de Melba es transportar los enfermos en las camillas dentro del centro médico para trasladarlos de unas unidades a otras, pero nunca tiene contacto directo con el paciente.
Para esta labor tienen sus mascarillas y los vestidos especiales.
La parte triste es ver la soledad de los pacientes, muchos que no pueden hablar porque están entubados y otros inconscientes. Todo esto le ha dolido mucho y en silencio ha sufrido.
Desde el inicio de la crisis de salud y en estos meses, tanto para el personal del hospital como para ella ha habido apoyo y educación constante.
Aunque sufre de asma, ha tenido que llevar la mascarilla durante las ocho horas.
Una de las recomendaciones que hizo el hospital al empezar este tiempo, era llevar las uñas cortas, las mujeres no podían usar maquillaje y los hombres que tenían barba se las debían recortar.
Melba dice que cuando le ha tocado llevar cuerpos a la morgue, llega directo a su casa para bañarse.
Su principal confianza la tiene en Dios.
“Si estoy en este trabajo es para servir y esa es mi misión”.
Correo postal
Adriana Posada trabaja con el correo postal en la ciudad de Columbus y, por lo tanto, también se le considera en el grupo de trabajadores esenciales.
Desde el momento en que se dio la noticia, fue orden para todos que “debíamos usar guantes, la restricción era no tener contacto con las personas, no tocar los timbres, usar los desinfectantes constantemente, limpiar los casilleros al igual que el volante de los carros, y los clientes no podían tener en sus manos los escáneres para firmar”.
Adriana comenta que una de las cosas que le produjo tristeza en los primeros días era ver la soledad que había en las calles, pero ha sentido satisfacción porque varios de sus clientes le manifestaron en notitas, solidaridad y agradecimiento por el trabajo que ella ha realizado.
Le dejaban paquetes con los insumos básicos de protección como gel desinfectante, guantes y tapabocas.
Durante estos días notó que el trabajo había aumentado mucho, sobre todo en la entrega de paquetes. Dice que había días que el carro lo llevaba como si fuera Navidad.
¡Gracias a todos los héroes que permanecen en otros frentes de batalla!