Santiago de Chile, 17 may (EFE).- La Bolsa de Santiago se desplomó un 9,6 % en su apertura tras los históricos comicios en los que los chilenos castigaron a los partidos tradicionales y decidieron que la nueva Constitución la redacte una convención muy diversa, con gran presencia de independientes.
El IPSA, el principal índice bursátil chileno y que reúne a las 30 mayores empresas que cotizan en bolsa, sufrió así su peor caída desde marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia en Chile y se decretó el cierre de fronteras.
Las mayores bajas se dieron en servicios básicos y las acciones de compañías como Aguas Andinas, Enel Chile y Banco de Chile sufrieron desplomes superiores al 10 %.
La derecha oficialista -más partidaria de mantener el mismo modelo económico, con un Estado secundario en la provisión de servicios básicos- es la gran perdedora al no conseguir el tercio de los 155 escaños que necesitaba para influir en la redacción del nuevo texto que sustituirá al actual, vigente desde la dictadura.
Contra todo pronóstico, los independientes y la oposición de izquierdas y de centro obtuvieron más de dos tercios de la convención, que será paritaria entre hombres y mujeres y es la primera que nace de un proceso plenamente democrático y participativo en Chile.
El mercado cambiario también reaccionó con pesimismo al anuncio sobre el proceso constituyente y el peso chileno pasó de 700 a 722 unidades por cada dólar, el mayor salto del dólar desde noviembre de 2019, cuando Chile estaba inmerso en la peor ola de protestas desde el retorno a la democracia en 1990.
El banco de inversión JP Morgan, que alertó la semana pasada que los mercados podrían reaccionar "con angustia" si el oficialismo no alcanzaba el tercio, dijo este lunes que "el castigo a la política tradicional, la heterogeneidad de los independientes y la extrema izquierda sobre los moderados sugieren un régimen de mayor incertidumbre en el futuro".
"Si bien los independientes son la primera minoría, la naturaleza de un bloque tan heterogéneo hace que sea difícil tener una idea clara de cómo esos votos interactuarán con las diferentes coaliciones políticas orgánicas", agregó el banco.
La asamblea constituyente, que contará también con cupos reservados para indígenas, tendrá hasta un año para redactar la nueva carta magna que sustituya a la actual, redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades de país.
El proceso, que se planteó como la vía política para poner fin a la crisis social, culminará en 2022 con un plebiscito de salida para aprobar o rechazar finalmente el texto.