Sao Paulo, 16 dic (EFE).- La centro-derecha brasileña acelera sus negociaciones en busca de una candidatura única que rompa la polarización entre el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el mandatario Jair Bolsonaro, con vistas a las presidenciales de 2022.
A poco más de diez meses para las elecciones, los principales partidos ya han empezado a negociar sus alianzas, y todo apunta a que la batalla está en controlar el centro.
El campo de la izquierda parece totalmente dominado por Lula, máximo favorito con casi un 43 % de los apoyos, según un sondeo divulgado este jueves por la Confederación Nacional del Transporte. Otra encuesta publicada el martes le otorgó un 48 % al líder del Partido de los Trabajadores (PT).
La derecha más conservadora está en manos de Bolsonaro, segundo en los sondeos, con un cuarto del electorado aproximadamente. Pero a partir de ahí aparece una amalgama de candidatos con porcentajes de intención de voto minúsculos que bascula para formar una difícil "tercera vía".
EL GOBERNADOR DE SAO PAULO MUEVE SUS FICHAS
Uno de los aspirantes que ha empezado a mover sus fichas es el gobernador de Sao Paulo y candidato por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Joao Doria, quien este jueves presentó el equipo económico que le acompañará en campaña.
A Doria, uno de los políticos con mayores índices de rechazo en la actualidad, las encuestas lo sitúan como el quinto favorito, con apenas un 2 %, pese a ser el candidato de un partido histórico como el PSDB, que gobernó Brasil entre 1995 y 2002.
Con este escenario estuvo este miércoles en Brasilia, donde se reunió con representantes de varios partidos de centro, entre ellos los líderes de Ciudadanía y Unión Brasil, este último la sigla con mayor presencia en el Parlamento.
Doria informó además que se reunirá con la senadora Simone Tebet, candidata del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), un partido de enorme capilaridad en la política brasileña y con enorme influencia en el Congreso.
La semana pasada, Doria mantuvo un encuentro con el exjuez Sergio Moro, que mandó a la cárcel a Lula y también exministro de Justicia de Bolsonaro, que ha saltado de lleno en la política con la intención de convertirse en presidente en 2022 de la mano del derechista Podemos.
"Todos caminamos en la misma dirección dentro de esa avenida democrática, liberal y social", apuntó Doria, en un intento por destacar los puntos en común.
El gobernador paulista no descartó incluso crear una fórmula conjunta con Moro, que ha irrumpido en los sondeos como el principal nombre de la "tercera vía" con entre un 6 % y un 9 % de los votos.
"El diálogo nunca entierra nada, el diálogo construye", afirmó un enigmático Doria, quien subrayó que todavía no hay nada definido.
LULA TAMBIÉN MIRA AL CENTRO
Esos movimientos de la derecha tienden a hacer más daño al presidente Bolsonaro, que ve cómo sus índices de popularidad siguen bajo mínimos al calor de la crisis económica y sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus.
Sin embargo, Lula también maniobra para fragmentar esa posible "tercera vía" y pescar votos en el centro del tablero electoral. De hecho, se especula con la posibilidad de que el líder progresista incorpore como candidato a vicepresidente al exgobernador de Sao Paulo y uno de los fundadores del PSDB, Geraldo Alckmin.
Alckmin se desvinculó este miércoles del PSDB, un indicio más hacia una posible alianza con Lula da Silva, con el que se enfrentó en el balotaje de las elecciones de 2006.
BOLSONARO Y LA FUERZA DE LA MAQUINARIA PÚBLICA
Por su parte, Bolsonaro, después de dos años sin partido, se afilió al derechista Partido Liberal (PL), para allanar su camino hacia 2022.
El líder ultraderechista, que ha tenido enormes dificultades para crear una base sólida en el Parlamento en sus tres primeros años de mandato, tiene a su favor la maquinaria pública.
Recientemente lanzó su propio programa de ayudas sociales y ha prometido subidas salariales a los policías y reducción del precio de los combustibles en 2022, aunque para ello tuvo que romper el techo de gastos y aplazar el pago de una parte de las deudas judiciales del Estado, lo que generó una crisis de confianza con un mercado financiero que también busca su candidato.
Carlos Meneses