Roma, 1 mar (EFE).- Las autómatas de Dolce & Gabbana cerraron hoy la pasarela de Milán llenándola de tecnología y colores eléctricos, una propuesta que mira a un futuro joven y pospandémico aunque, por el momento, la mascarilla se queda también en la alta costura.
La colección de los diseñadores italianos es un guiño a los jóvenes y a su visión libre de la moda y está inspirada en los progresos tecnológicos y la inteligencia artificial. No en vano abrió el desfile el iCub, el conocido humanoide de rostro infantil.
La mujer del próximo otoño/invierno está lejos de la tradicional idea de "mamma" mediterránea de la firma. Se tiñe el pelo de colores imposibles, mira a cámara irreverente y hace del atrevimiento su bandera. Y protege su rostro del coronavirus con pantallas transparentes.
En la colección brillan los tejidos metalizados y las amplias lanas en colores sintéticos, en muchas ocasiones cubiertos por una especie de chubasquero completamente transparente, y priman los voluminosos abrigos de pelo o plumas y la pedrería.
La aguja de siempre de los modistos es más evidente en la versión más formal y nocturna de esta propuesta invernal. Los vestidos entallados rebosan sensualidad, recorridos por tachuelas doradas y por largas coronas metálicas o perladas.
Pero en este futurible del próximo año, Dolce & Gabbana recuerda el valor de las raíces recuperando propuestas que revolucionaron los años noventa, como los corsés de Prince o de Madonna.
Por otro lado, el toque sobrio a esta última jornada de moda en la ciudad italiana lo ofreció la casa Valentino.
El desfile en directo transcurrió en el teatro Piccolo de Milán vacío, cerrado como todos los del país desde que hace un año estallara la crisis sanitaria (los cines y teatros en Italia solo han podido abrir con limitaciones entre junio y octubre de 2020).
Su propuesta, también con una versión masculina, está bañada por el romanticismo clásico de la marca y tiene como común denominador el blanco y el negro.
Faldas cortas, carpas, camisas con chorreras, abrigos de paño y botas de goma, tanto para ella como él, son las insignias de la colección de Valentino.
El director creativo de la "maison", Pierpaolo Piccioli, apuntó a los medios que la idea es imaginar "un futuro nuevo", ajeno a esa idea del mañana tan frecuente dominados por robots y ciencia ficción.
"El futuro son siempre las personas", ha justificado, para después apostar por "un romanticismo más personal e íntimo" como el de las prendas que componen su colección.