Santa Cruz de Tenerife (España), 2 oct (EFE).- La lava de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla española atlántica de La Palma, ha afectado ya a 1.005 edificaciones, viviendas principalmente, de las que 885 han sido destruidas, mientras continúan desde hace dos semanas las emisiones magmáticas.
El director técnico del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias, Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, indicó que la erupción ha dejado inutilizados 28,3 kilómetros de carretera. Un total de 201 personas, de las más de 5.500 evacuadas, están albergadas en un hotel; el resto se aloja en casas de amigos o familiares.
La colada (río de lava) que emergió ayer de los dos nuevos focos abiertos a unos 600 metros del cono principal alcanzó hoy a la primera que formó la erupción volcánica.
La responsable de Vigilancia Volcánica del Instituto Geográfico Nacional de España, Carmen López, explicó que el cono principal mantiene varios puntos activos, sin descartarse la aparición de otros.
La erupción fisural continúa mostrando un modelo estromboliano, con fases explosivas y efusivas simultáneas.
La fajana creada por la lava que ha llegado al mar está a más de 475 metros de la línea de costa, con una profundidad de 30 metros y con una superficie de 27,7 hectáreas.
Según la experta, la emisión gaseosa debida al contraste térmico entre la lava y el mar está compuesta por vapor de agua y ácido cloríhidrico, y solo tiene incidencia en la zona de contacto, aunque advirtió que las poblaciones cercanas deben estar informadas sobre los cambios del viento.
Respecto a la nube de ceniza y dióxido de azufre, la técnica reconoció que las condiciones meteorológicas son desfavorables para la calidad del aire, y la llegada de polvo sahariano del continente africano complica la situación al mezclarse con las partículas procedentes de la erupción.
No obstante, las mediciones realizadas muestran una mejoría de los valores atmosféricos en varias partes de la isla.
El director técnico del Pevolca informó de que se ha desconfinado a toda la población que se encontraba en esta situación tras un empeoramiento de la calidad del aire la noche pasada, que puede repetirse.