Los estudiantes vuelven a las aulas en sus horarios regulares y hay que pensar en opciones rápidas y nutritivas para merendar.
Los batidos y licuados son siempre favoritos por grandes y pequeños, por lo que es bueno mantener frutas frescas, secas y enlatadas.
Quesos, pavo y jamón, así como pan, tortillas y galletas integrales, son también otra alternativa que no debe faltar en la cocina.
Con tomate en rebanadas o bien picadito, hojas de lechuga romana o espinaca y mozzarella se pueden crear deliciosos bocaditos, sándwiches, “wraps” y derretidos.
También funcionan perfectos unos rollitos de lechuga con jamón o pavo, fáciles de servir a los niños, mientras esperan la cena.
Se acompañará bien con un batido de guineo (banano), fresas y leche de almendras o de coco.
Y si no quiere complicarse mucho, tenga a mano sandía –fresca o congelada– y licúe con hielo y Stevia.
Durante el fin de semana, cocine pechugas, desmenúcelas y guárdelas en el refrigerador.
Le resolverán el día porque rápidamente podrá hacer tacos, quesadillas o cualquier aperitivo.
De la misma manera, le funcionarán los huevos hervidos, ideal para rebanar y comer con pepino y mayonesa “light” sobre galletas integrales.
Y si los chicos prefieren las frutas, entonces ¡que nunca falten las manzanas!
Solo córtelas en tiritas y sírvalas con mantequilla de maní o yogur.
El requesón es otra “materia prima” de los “snacks” saludables.
Mezcle con fresas picadas, Stevia, pasitas, nueces o almendras y obtendrá un rico postre para chuparse los dedos.
Lo único que debe hacer es pasar el requesón por agua en un colador para quitar la consistencia cremosa y, luego escurrir.
Al tener solo los grumos de queso proceda a mezclar con todos los ingredientes.
Considerando la edad de los niños, cuando usted sienta que es el momento, puede hablar seriamente con ellos sobre la importancia de las meriendas saludables.
La finalidad es empezar a formar hábitos que utilizarán toda la vida.
En mychildrensteeth.org explican que es muy importante asegurar que “ellos consuman sus fuentes de proteínas, frutas, verduras y cereales, tomen agua y eviten los jugos u otras bebidas azucaradas, así como los bocadillos que contienen mucha azúcar”.
Los alimentos con alto contenido de carbohidratos refinados –advierten– deben consumirse mínimamente.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) alertan que el índice de obesidad infantil ha estado aumentando en las dos últimas décadas, poniendo en riesgo la salud de niños y jóvenes, por lo que es necesario vigilar la alimentación, sin que esto signifique “dieta” para ellos.
“El objetivo para los niños con sobrepeso es reducir la tasa de aumento de peso al tiempo que permite el crecimiento y desarrollo normal. Los niños NO deben hacer dietas de reducción de peso sin la consulta de un proveedor de atención médica”, advierten los CDC.
Usted debe empezar con pequeños cambios hasta lograr mejores hábitos.
¿Cómo hacerlo?
Estas son las recomendaciones de los CDC:
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Compre muchos vegetales, frutas y productos integrales.
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Tenga en casa leche o productos lácteos bajos en grasa o sin grasa, incluidos el queso y el yogur.
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Elija carnes magras, aves de corral, pescado, lentejas y frijoles para obtener proteínas.
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Motíveles a tomar mucha agua.
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Limite las bebidas azucaradas.
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Limite el consumo de azúcar y grasas saturadas.