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Miguel Sagué y su legado cultural en Pittsburgh

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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En 1977 llegó a Pittsburgh un joven cubano motivado por la búsqueda espiritual, jamás imaginando el legado cultural que dejaría en esta ciudad. Conmemorando el Mes de la Herencia Hispana, es un orgullo resaltar el trabajo y trayectoria del artista Miguel Sagué. 

Su orquesta de salsa, Guaracha, ha deleitado a muchos por varias generaciones y su rol como líder espiritual indígena ha quedado estampado en el Museo Carnegie en Oakland. 

Don Miguel tomó inadvertidamente una tarea muy ardua, pero el fruto de su cultivo ha sido trascendental. 

Como pionero de varias doctrinas en un Pittsburgh donde la presencia latina era muy escasa, pavimentó un camino que abrió paso a la cultura hispana. 

Natural de Santiago de Cuba, llega a la ciudad de Erie, Pensilvania, en 1961 a la edad de 11 años. En 1977 se mudó a Pittsburgh para formar parte de una organización indígena que existía en la ciudad. 

Lleno de un alto sentir por sus raíces taínas, deseaba compartir y expandir sus conocimientos. Pronto formó parte del Council of the Three Rivers American Indian Center y su desenvolvimiento le ha llevado a convertirse en líder espiritual del consejo. 

En 1993, el Museo Carnegie, decidió dedicar una sala a la cultura indígena americana, y por consiguiente se expone una placa, reconociendo su activismo. 

Además de músico y líder indígena, Don Miguel es también pintor, tallador, escultor y fue maestro de arte y español por 30 años en las escuelas de Pittsburgh. 

“Me desempeñaba como maestro, pero la vida era dura y necesitaba ganar más dinero, entonces en 1981, formé Guaracha. Empezamos como una orquesta tocando en uno de los barcos del Gateway Clipper, cubriendo el vacío que había dejado un grupo venezolano que ocupaba la tarima. Había muy poco hispano aquí para ese tiempo y la mayoría del público era anglosajón”, recordó.

“De ahí nos comienzan a contratar para participar en diferentes actividades y festivales que nos llevaron a tocar en varias ocasiones en el famoso Three Rivers Arts Festival y First Night. También nos dieron un espacio en el club llamado Rosebud, donde tocábamos jueves y sábado”, añadió.  

Y cuenta que precisamente durante esos tiempos –cuando recién mudado a Pittsburgh se dio a la tarea de buscar otros hispanos en la región– llegó a un baile de guaracha en Rosebud. En 1997, este era el único lugar donde el puñado de latinos que habitaba en Pittsburgh podía reunirse a bailar.

“He visto a Pittsburgh cambiar mucho” afirmó Don Miguel, “cuando llegué a Pittsburgh era todo muy diferente. La ciudad estaba llena de minas de acero y chimeneas que emanaba mucho humo. He visto la ciudad transformarse de una era industrial a una economía basada en la tecnología. Apenas había latinos, muy pocos, y aunque creo que aún no somos muchos en comparación con otras ciudades, ya tenemos un vecindario predominantemente latino en Beechview”, destacó.  

En décadas pasadas –comenta el artista– la gente latina en Pittsburgh era mayormente estudiantes y académicos, muchos de ellos transeúntes, pero ahora sí veo más una comunidad, con una clase trabajadora”, concluyó. 

La orquesta Guaracha lleva activa casi 30 años, ahora bajo la dirección musical de su hijo, Miguel Sagué III, quien siempre acompañó a su padre en tarima, al igual que su Leny Sagué, quien servía de corista en la agrupación. 

Don Miguel también preside el Círculo Espiritual Indígena Caney, organización que fundó en 1981 y que hoy día cuenta con representantes a través muchos estados de la nación al igual que otros a nivel internacional. 

 

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FOTOS: (Cortesía/Miguel Sagué) | (Renee Rosenthal, utilizada con permiso del artista). 



 
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