PITTSBURGH, Pensilvania — Doris Valdivia estaba lista para mudarse a Estados Unidos.
Sus primeros 38 años los vivió en Arequipa, Perú, pero buscaba una vida mejor para ella y su hijo Roberto.
Después de tres años sin empleo en una época en la cual la economía del país pasaba por malos momentos y, alentada por su papá, tomó la decisión de venir a los Estados Unidos.
Su padre, Jesús Valdivia, la ayudó a conseguir las visas y llegó a Mesa, Arizona.
Allí tuvo su primer encuentro con la industria de alimentación ya que trabajó en Chipotle y en un restaurante mexicano llamado “La Granja de la Rosita”.
Recuerda cómo en Chipotle fue relegada a cortar vegetales porque no hablaba inglés.
Unos años después decidió mudarse a Portland, Oregón.
Allí trabajó en un restaurante cubano y también en una compañía de “catering” caribeña donde aprendió nuevas recetas.
Doris ya tenía experiencia como cocinera desde niña porque inició bajo la tutela de su abuela Tarcila Rodríguez, de quien aprendió lo básico de la gastronomía peruana.
Doña Tarcila no era muy amiga de técnicas modernas, prefiriendo el fuego de leña e instrumentos que usaban los Incas.
Atraída por mejores sueldos y bajo costo de vida, Doris se estableció en Pittsburgh con su hijo. Se enamoró del panorama de la ciudad con los ríos, puentes y montañas.
Encontró trabajo como representante bilingüe para CVS Health, pero su pasión era cocinar y empezó a ofrecer desayunos peruanos a sus amigos.
La comunidad hispana de Pittsburgh se enteró de sus habilidades culinarias y la demanda de sus comidas creció rápidamente.
En 2018, fundó su empresa Pisko Catering que tuvo éxito inmediato.
Empezó a tener clientes importantes como Bayer, la Universidad de Pittsburgh y Keystone Metals, cocinando para grandes eventos.
Mientras acumulaba comentarios positivos en las redes sociales y todo parecía encaminarse correctamente, llegó el COVID-19.
Como la industria del “catering” depende de reuniones sociales, fiestas y eventos comerciales, Pisko Catering recibió un golpe letal con la pandemia.
Doris estaba ahorrando sus ganancias para comprar un camión de comida (“food truck”) pero tuvo que usar el dinero para gastos diarios.
Ante las circunstancias, sus amistades se propusieron ayudarla.
Su compatriota Brent Rondon, un alto ejecutivo de Bayer, apoyó con la reapertura de Pisko Catering en mayo de 2021.
También recibió consejos y asistencia de Pittsburgh Hispanic Development Corporation.
El trabajo ha aumentado. Su plato más popular, por supuesto, es el ceviche, la comida básica de la cocina peruana. El lomo saltado es también muy bien recibido por su clientela.
Aun cuando el COVID-19 es un problema, Doris es optimista.
Sabe que Pisko Catering superará los golpes recibidos para volver a ser un negocio exitoso.
Doris tuvo suerte en encontrar una ciudad como Pittsburgh donde puede realizar el sueño americano y Pittsburgh tiene la dicha de contar con una compañía de auténtica comida peruana.
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FOTOS: (Cortesía/Doris Valdivia)
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