Esta es la primera columna que escribo en el 2020 que no lleva en el título la palabra COVID-19 o pandemia.
Lo que a continuación discutiré tiene que ver mucho con la crisis de salud, con el COVID-19 y con la comunidad latina en los Estados Unidos.
Hace veintidós años, cuando llegué a Pittsburgh, las compañías de cable no ofrecían canales de televisión en español como Univisión o Telemundo, porque según ellos no había latinos en el Suroeste de Pensilvania.
Hoy en día, recibimos sinnúmero de ofertas de canales en español por cable, internet y satélite. De hecho, nuestra comunidad era hace veintidós años, y aún en muchos casos lo sigue siendo, una comunidad invisible.
Cuando comencé el programa Salud para Niños hace 18 años los martes en la tarde, me dijeron que debíamos hacerlo como un plan piloto porque “quizá no iba a funcionar pues en el Suroeste de Pensilvania no había niños latinos”.
Dieciocho años más tarde no damos abasto; tenemos entre cuatro y cinco clínicas semanales y hasta lista de espera en cada una de estas.
Durante la pandemia, vemos a menudo en Pittsburgh y todo Pensilvania, actualizaciones de las autoridades con interpretación simultánea en lenguaje de señas para aquellos con discapacidades auditivas.
En el estado de Pensilvania, la población con discapacidades auditivas está cerca al 8% de la población total, porcentaje muy similar al de latinos en nuestro estado.
Sin embargo, a pesar de que el número de ambas poblaciones es parecido, no hemos visto traducción simultánea ni subtítulos en español de las mismas actualizaciones sobre el COVID-19.
La pandemia comenzó en los primeros meses del 2020.
Solo hasta junio, el Departamento de Salud del Condado de Allegheny comenzó a reportar los casos de COVID-19 asociados a etnicidad, es decir, cuántos latinos se han hecho la prueba, cuántos han salido positivos y cuántos negativos. Aun así, las cifras son incompletas.
Tanto el Departamento de Salud del Condado de Allegheny como los Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) reportan que tienen información sobre la etnicidad (latino o no latino) de solo la mitad (50%) de las muestras, casos y muertes reportadas.
Si queremos derrotar al COVID-19 y dejar esta pandemia en el pasado, necesitamos saber quiénes están adquiriendo la enfermedad, quienes se están enfermando y quienes están muriendo.
Por todo lo anterior es importantísimo que nos hagamos contar, que nos hagamos escuchar.
-Si nos vamos a hacer una prueba contra el COVID-19, asegurémonos que en los registros médicos aparezcamos como latinos.
-Si vamos al médico por cualquier motivo, asegurémonos que en los registros médicos aparezcamos como latinos.
-Si nos preguntan nuestra etnicidad en cualquier formulario que estemos completando, asegurémonos que aparezcamos como latinos.
-Si vamos al cajero electrónico o si en alguna forma nos preguntan nuestro idioma de preferencia, respondamos con orgullo que es el español.
-Si no hemos completado el Censo del 2020, asegurémonos de responder y de hacernos contar como latinos.
Muchos recursos locales y federales dependen de los resultados del censo.
Si se perpetúa el mito de que en el Suroeste de Pensilvania no hay latinos, es posible que no tengamos muchos de los servicios y comodidades.
Si bien es cierto hoy contamos con más servicios y comodidades de las que teníamos hace veinte años, aún somos una población invisible y hay muchas carencias que beneficiarían altamente a nuestra comunidad.
Quizá la mejor forma de que nos tengan en cuenta es votando.
Si somos ciudadanos de los Estados Unidos, asegurémonos de votar en las elecciones presidenciales.
¡Hagámonos escuchar, hagámonos contar!
Entre tanto, sigamos protegiéndonos –así como a nuestras familias y a la comunidad del COVID-19– con las mismas recomendaciones básicas que recordamos en cada edición:
-Lavémonos las manos vigorosamente por al menos 30 segundos con jabón, varias veces al día. Si no hay jabón o agua disponible, utilice desinfectante de manos con alcohol de un porcentaje mayor al 60%.
-Usemos mascarillas que cubran la boca y la nariz, especialmente en lugares cerrados, e incluso cuando estemos al aire libre, si no tenemos la forma de mantener el distanciamiento físico, de al menos seis pies (dos metros) entre dos personas.
-Evitemos darnos las manos, abrazarnos y saludarnos de beso si es con personas que no viven bajo el mismo techo.
-Reportemos síntomas nuevos.
Si no nos sentimos bien de salud, si tenemos fiebre o tos, llamemos al médico y sigamos sus indicaciones.