Por sus antiguas instalaciones industriales y entorno arquitectónico rudimentario, la ciudad de Pittsburgh cuenta con un sinnúmero de parajes que se aprestan como excelentes “obstáculos” para la práctica de este deporte y que como resultado abrió paso una vibrante escena de “skateboarding”. Desde inhóspitos lugares debajo de puentes hasta parques públicos bien mantenidos, la ciudad ofrece una diversidad ideal para patineteros de todos los niveles.
El skate en Pittsburgh tiene una larga historia que se remonta a las etapas tempranas de su desarrollo en la década de los 70, pero con proliferación nacional en los 80, el ingenio de jóvenes convirtió espacios industriales y áreas públicas abandonadas en paraísos improvisados para su disfrute.
Estos lugares, generalmente en rincones olvidados de la ciudad, sirvieron de catapulta para la creatividad y fomentaron un fuerte sentido de comunidad entre los patineteros.
A finales de la década de 1990 y principios de la de 2000 se produjo un cambio hacia parques exclusivos para el skateboarding. La ciudad de Pittsburgh, reconociendo la creciente popularidad del deporte, comenzó a construir instalaciones públicas con rampas, piscinas sin agua y rieles diseñados específicamente para trucos en patineta.
Este movimiento proporcionó un entorno más seguro y acogedor, mientras a su vez dirigió a los skaters lejos de lugares potencialmente peligrosos.
Hoy día, Pittsburgh es hogar de varios parques que atienden las necesidades de diferentes estilos y niveles de habilidad. Aquí hay algunos puntos destacados:
McKinley Skate Park
Ubicado en Beltzhoover, McKinley Park ofrece una experiencia completa para todo aficionado. El parque tiene un diseño diverso con rampas y rieles que se adaptan a modalidades callejeras y de transición. Cabe destacar que cuenta con una excelente mini “halfpipe”, de las mejores en toda la ciudad.
West Penn Skate Park
Ubicado en Polish Hill, West Penn Park, tiene un “bowl” estilo alberca cuadrada (sin agua obviamente) que fue la primera en su clase en emerger en Pittsburgh.
Es muy útil para aprender a correr este tipo de estilo y familiarizarse con las transiciones.
South Park
Este parque cuenta con una de las más avanzadas infraestructuras para el skateboarding. Tiene una perfecta selección de obstáculos callejeros como rieles, escalones y cubos, al igual que un “halfpipe” de 12 pies de altura, un “snake run” y una media esfera en concreto para retar al más intrépido de los corredores.
La presencia de parques de skate son más que simplemente lugares para hacer trucos. Actúan como centros sociales, fomentando un sentido de unidad y donde se cultiva para la autoexpresión. Aquí los jóvenes pueden desarrollar confianza en su entorno urbano.
Más allá de estos parques públicos, la escena del skate en Pittsburgh se nutre de su espíritu.
Las tiendas y grupos locales regularmente organizan eventos y competencias. Estas reuniones crean un espacio para que los skaters se conecten, compartan su pasión y superen los límites del deporte.
Sin embargo, existen desafíos. El skateboarding, a pesar de su creciente popularidad, todavía puede enfrentar algunos prejuicios.
Algunas personas aun no lo consideran un deporte fidedigno y lo visualizan como una práctica ilícita.
Abordar estas preocupaciones a través de una comunicación abierta es crucial para garantizar la existencia continua y el impacto positivo de esta doctrina.
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*Por sus antiguas instalaciones industriales y entorno arquitectónico rudimentario, la ciudad de Pittsburgh cuenta con un sinnúmero de parajes que se prestan como excelentes “obstáculos” para la práctica de “skateboarding”. En esta foto de archivo, Trevor Lynn, un experimentado patinador residente de South Park, realizando un “front side air late grab”. (La Mega Nota/Hugo Marín)