El primer jaripeo de la temporada atrajo a cientos de espectadores al Rancho El Chapa en Washington, Pensilvania. Se trata de una fiesta de tradición mexicana que incluye toros furibundos y montadas corajudas.
Originalmente de la provincia de Jalisco en México –en tiempos de la colonización española– ahora también se ha extendido a los Estados Unidos.
Los toros no son realmente las “estrellas” del escenario, sino los jinetes, quienes arriesgan sus vidas durante cada espectáculo.
“Debemos vendarnos las rodillas y los tobillos para protegernos de cualquier lesión. Este es un deporte riesgoso en el que siempre nos encomendamos a Dios. Antes de montar un toro hacemos un sorteo…todo queda a la suerte de cada uno”, confesó el “Orgullo de San Miguel” durante una entrevista previa con La Mega Nota.
El joven –que para entonces llevaba montando profesionalmente más de diez años– recordó cómo de un pasatiempo resultó un oficio.
“Todo empezó como un gusto que luego se hizo vicio y ahora es un deporte que se ha convertido en trabajo. Andamos con la ganadería, y [juntos] vamos para todas partes; muchas veces conocemos bien a los toros, otras veces no”, explicó el Orgullo de San Miguel.
Aseguran que para montar bien un toro se necesita fuerza en las piernas, concentración y agilidad para evitar caer. “Hay que seguirle el movimiento al toro, ya que, si lo pierde, no se puede recuperar el equilibrio.
Aun cuando los jaripeos mexicanos y los rodeos estadounidenses pueden parecer similares, existen varias diferencias.
El jaripeo consiste en la monta de toros, caballos bailadores y música en vivo, pero es ante todo un evento.
En el rodeo, el jinete tiene como objetivo permanecer arriba del toro durante ocho segundos mientras que, en el jaripeo, los montadores aguantan hasta que se caen o el toro se cansa. Pese a esas diferencias entre el rodeo estadounidense y el jaripeo mexicano, ambos eventos son puentes naturales entre las dos culturas.
Los jinetes –quienes en su mayoría tienen apodos relacionados al lugar de donde son– se presentaron en el centro de la pista. “Tigre de Tabasco”, “Zorro de Tepic” y “Niño Enamorado de Puebla”, fueron algunos de los participantes del primer jaripeo de la región de Pittsburgh.
La música en vivo es esencial en cualquier jaripeo. Durante este evento, la Banda Ráfaga y Los Cadetes de Linares deleitaron al público con temas mexicanos.
El Negro de Guerrero fue el narrador de este primer jaripeo, animando a la multitud y describiendo la acción.
El evento se desarrolló en un ambiente familiar, incluyendo áreas dedicadas al entretenimiento infantil, además de puestos de comida con tacos y postres.
El jaripeo fue organizado por La Guadalupana Promociones, quienes tienen planeado eventos como estos para los próximos meses.
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