Una de las razones más comunes por la que familias hispanoamericanas emigran a Estados Unidos es la de poder ofrecer a sus hijos mejores oportunidades y calidad de vida. En uno de los países más ricos del planeta, los servicios médicos, las facilidades educativas, acceso a recursos básicos (como agua o electricidad) y la infraestructura en general son todas más eficientes que en el hemisferio sur. No obstante, el consenso general coincide en que la vida aquí no es fácil.
Son muchos los obstáculos que enfrenta la comunidad latina en esta nación, y la niñez –el sector poblacional de mayor vulnerabilidad– no está exenta de ellos.
Para conocer de cerca los problemas que impactan a los menores de edad, La Mega Nota realizó un sondeo informal en redes sociales, preguntando a padres latinos en la ciudad de Pittsburgh, cuáles son los retos más significativos que enfrentan sus hijos hoy día.
Meli Sa, una joven madre mexicana señaló la barrera del idioma, el adaptarse al sistema educativo estadounidense y la dinámica cultural dentro de las interacciones sociales con otros niños, y agregó:
“Hace casi tres años que llegué con mi niña de seis y recuerdo lo difícil que era para ella jugar con otros niños y comunicarse, pero afortunadamente se fue enrollando en el idioma y hoy está más contenta. Sin embargo, extraña las fiestas de cumpleaños en México, duraban de seis a ocho horas, las piñatas, los postres, el pastel. Aquí solo se reúnen en un lugar de brincolines, dos horas y ¡vámonos!”.
Rafael Ayala refirió “el choque cultural” al que se exponen los pequeños al llegar, aunque aseguró que “por otro lado, se adaptan muy rápido”.
Sole Cabezas, escribió: “Lamento que pierdan el español y su cultura para poder adaptarse, Existen padres que lo permiten por buscar pertenecer más a la cultura [estadounidense]. He visto que niños después de dos o tres años (en su mayoría no todos) ya no hablan español”.
Para Marco Antonio y Raúl David, uno de los problemas más significativos que han encontrado sus respectivos hijos es el denominado “bullying” (acoso) tanto en planteles escolares como fuera de estos.
En relación con el acoso, Meli Sa expresó:
“Respecto al bullying, es nuestro deber como papás, darles las herramientas y la confianza a nuestros hijos para enfrentar esta realidad. Debemos hacerles saber que estarán seguros contándonos cualquier cosa, aunque alguien les diga que “no digan nada”. Los hijos necesitan saber la importancia de no mentir para que sus palabras siempre tengan validez. Es difícil, lo sé, la mayoría llegamos a este país a trabajar y con el poco tiempo libre es difícil darles atención como gustaría”.
Alexander Martínez opinó: “Creo que [los retos] son los mismos a los que se enfrentan en América Latina, la separación de los padres en caso de divorcios, la falta de supervisión, vicios y el bullying en las escuelas es igual aquí o en Buenos Aires. Son los padres quienes están encargados de brindar a los hijos las condiciones adecuadas para el desempeño máximo de sus habilidades y metas al futuro”.
*Una niña hija de padres puertorriqueños mira el horizonte urbano desde una ventana en un edificio de Pittsburgh. (La Mega Nota/Hugo Marín)