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Santa Claus, Niño Dios y Reyes Magos

por Elvia Skeens (eskeens@lamegamedia.com)


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¿Qué tienen en común Santa Claus, el Niño Dios y los tres Reyes Magos?

Todos motivan las vitrinas navideñas y en distintos países de América Latina –de acuerdo a la tradición– traen regalos a los niños durante la Noche Buena o para el 6 de enero, cuando se convive en la gran “Fiesta de Reyes”. 

En México, por ejemplo, los “peques” no se emocionan con juguetes para el 25 de diciembre. 

En su lugar, disfrutan la magia de temporada en Las Posadas que durante nueve noches previas –incluyendo el mismo 24 de diciembre– tienen abundancia de golosinas y piñatas para romper.

Saben bien que los regalos vienen con los Reyes Magos y tardarán un poco.

Pacientemente esperan hasta el 6 de enero cuando sus padres, abuelos y toda la familia acostumbran reunirse para compartir una deliciosa rosca dulce, atole y variedad de tamales.

“Para los mexicanos el Día de Reyes es muy especial y, aunque vivamos lejos de nuestros ranchos, enseñamos a nuestros hijos la tradición de los regalos…ellos saben esperar. Algunos padres con niños más grandes me han explicado cómo influyen los compañeritos de la escuela sobre la costumbre de aquí”, señala María Nicasio, una madre mexicana residente en Cincinnati. 

Los relatos históricos sobre aquella primera escena bíblica describen como “guiados por una brillante estrella, los tres Reyes del Oriente, regiamente ataviados y montados en un camello, un caballo y un elefante, emprendieron el viaje para adorar al Niño Jesús”. 

Se dice que provenían de distintas partes del mundo, con identidades multiculturales.  

“Cargaron obsequios para el recién nacido: oro por ser rey, mirra por ser hombre e incienso por ser Dios, los cuales extendieron delante del Redentor. Los Reyes simbolizan a los primeros gentiles convertidos al cristianismo”.

En Centroamérica, Panamá, Colombia y Venezuela la responsabilidad de repartir regalos la noche del 24 amaneciendo al 25, recae en el mismo recién nacido.

Él es quien sorprende en cada hogar con la magia de obsequios navideños que alegran la naturaleza del festejo. Más que comidas especiales o postres preferidos, los pequeños añoran la llegada del Niño Dios. 

“Crecimos sabiendo que el Niño Dios llegaría a dejar los presentes navideños y había que acostarse temprano sobre sábanas limpias y con pijamas nuevas. Mi mamá decía que entraría por el segundo piso y había que dejar la ventana abierta…los juguetes no aparecían en el arbolito; el Niño Dios los dejaba en nuestras camas y al despertar era emocionante la sorpresa”, recuerda Queribel González, una panameña que reside en Mason.

Y de Santa Claus se conoce que vive en el Polo Norte junto a su esposa, se pasa todo el año al mando de una inmensa fábrica de juguetes y la dedicada mano de obra de sus duendes desempeña un papel importante en esa cadena productiva que culmina el 24 de diciembre.

Santa, a quien en otros países latinoamericanos llaman Papá Noel o el Viejito Pascuero, sale a recorrer el mundo volando en su trineo, repartiendo polvo mágico y dejando caer millones de regalos. 

En Estados Unidos baja por las chimeneas, y los niños saben que así lo hace siempre.

Entonces –antes de irse a dormir– dejan un vaso con leche y galletas para que disfrute un “snack” durante su largo viaje. 

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