PIGEON FORGE, Tennessee — En las faldas de las montañas Apalaches se encuentran dos de las ciudades campestres más visitadas de la nación estadounidense.
Pigeon Forge, considerada como el “centro de la diversión en medio de las elevaciones” y Gatlinburg, una región con los más hermosos paisajes, cabañas y sitios de hospedaje rural, donde los osos pueden aparecer en cualquier momento y darle la bienvenida.
La primera advertencia sobre esta especie silvestre es mantener distancia, la segunda restringe de arrojarles comida y la tercera, obliga a no depositar sobras de la cena en el basurero, porque –sin duda alguna– en la noche puede que llegue uno, o quizás la familia completa siguiendo el instinto de olfato.
Si decide manejar, le tomará unas cuatro horas y 30 minutos desde Cincinnati y tal vez seis, desde Columbus, dependiendo de la ruta que le indique el mapa.
Para hospedaje, usted tiene varias opciones.
Si desea un lugar alejado del bullicio turístico, estará bien algún hotel en el área de Sevierville, que está un poco apartada del centro de entretenimiento. Los precios en esta región son más económicos y tiene buenos sitios para explorar, comer e ir de compras.
Si quiere literalmente permanecer en “medio de todo”, la recomendación es Pigeon Forge.
Con buenos hoteles en las avenidas principales, cabañas en zonas bajas o elevadas, aclamados espectáculos de cena y teatro, variedad de museos, centros comerciales, el parque temático de la cantante Dolly Parton (Dollywood), una mina donde se compra tierra para aventurarse a encontrar piedras preciosas, pistas de carrera, mini golf en interiores y hasta una villa con hotel donde la temporada navideña nunca se acaba.
En Pigeon Forge se encuentra el Museo de Cera de Hollywood con su clásico edificio que inmortaliza aquella primera película de King Kong (1933).
También está el Museo del Titanic (2010) –el más grande del mundo en su tipo– que es una réplica con dos pisos de exhibición para conservar artículos y pertenencias de víctimas y sobrevivientes de distintas clases sociales en aquella tragedia del 15 de abril de 1912.
El Museo del Crimen (Alcatraz East) –uno de los más recientes– abrió las puertas de sus celdas, de máxima seguridad, en el invierno de 2016.
El recorrido –por más de 28 áreas de exhibición– prepara al visitante para una experiencia histórica de vida en prisión, casos de investigación intensa, fugas y un laboratorio de evidencia forense que explica el proceso de descomposición del cuerpo humano y el análisis de huellas, manchas de sangre y restos óseos.
En la sección de “casos sin resolver” se encuentran algunas pertenencias de la joven estadounidense Natalie Halloway, desaparecida –sin rastros– en mayo de 2005, durante un viaje de vacaciones a la isla de Aruba, en el Caribe.
Un bolso, chancletas playeras y la descripción de su historia son parte de la exhibición.
Gatlinburg es otra ciudad vecina que –por tantos turistas– “no duerme de noche”…y es igual en toda época del año. ¡El invierno no admite excepción!
Es el lugar perfecto para abrigarse bien y salir a caminar porque tiene muchísimas atracciones.
Los mejores restaurantes, el museo y acuario de Ripley’s, teleféricos cerrados y abiertos, cabañas en las cumbres y hoteles con balcones sobre ríos figuran en la lista de favoritos para los visitantes.
Cuenta con una inmensa plaza comercial que ofrece presentaciones autóctonas, conciertos de música country e invita a probar –a mayores de 21 años– la variedad de sabores y productos derivados del nativo Ole Smoky Moonshine, esa bebida folclórica –destilada con métodos rudimentarios– que da fama internacional al estado de Tennessee.
Así que si desea llevarse algo muy propio de Smoky Mountains, nada será mejor que regalar un envase de moonshine que va desde el tradicional blanco (similar al ron), “pie” de manzana, ponche de frutas, café con leche y hasta cerezas, melocotones y pepinillos “borrachos”.
Para información adicional o planificar su próximo viaje, visite www.gatlinburg.com y www.mypigeonforge.com.