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Stonewall y el nacimiento de PRIDE

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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PITTSBURGH, Pensilvania  — Es en la Ciudad de Nueva York donde nace el movimiento por los derechos de la comunidad LBGTQ en los Estados Unidos. 

Aunque la marcha de PRIDE es el evento emblemático de la lucha por la igualdad de derechos, esta fue la respuesta organizada a un motín que ocurrió cuando la policía allanó un bar llamado Stonewall, localizado en Greenwich Village, el 28 de junio de 1969, cerca de la 1 de la madrugada cuando el establecimiento estaba lleno, con cerca de 200 clientes. 

Mujeres lesbianas, hombres gay, personas transgénero y “drag queens”, todos fueron arrojados a la calle Christopher. 

Como respuesta inmediata, los asistentes desplazados, hicieron frente a los oficiales, quienes se refugiaron dentro del edificio temiendo por sus vidas y seguridad. 

Los homosexuales estaban acostumbrados a huir de la policía, pero esta vez ellos eran quienes avanzaban mientras los uniformados se retiraron.

El movimiento por los derechos de los homosexuales no comenzó esa noche, pero fue fortalecido por lo que sucedió en horas y días después.

Todos los avances logrados desde entonces –como la igualdad matrimonial y una sociedad más receptiva– deben algo a los jóvenes que lucharon contra la policía y a los activistas organizados.

Stonewall ha sido descrito como el momento de Rosa Parks para los derechos de los homosexuales. 

Y así como 14 años antes, la negativa de la Sra. Parks –a ceder su asiento en un autobús de Alabama a un hombre blanco– tuvo el efecto de animar el movimiento de derechos civiles, Stonewall electrificó el impulso por la igualdad gay.

En la década de 1960, gente gay y lesbiana eran consideradas delincuentes, viviendo en secreto y con miedo. 

Fueron etiquetados como locos por los médicos, inmorales por los líderes religiosos, desempleados por el gobierno, depredadores en los medios de televisión y criminales por la policía.

Miles de personas fueron arrestadas cada año en la ciudad por “crímenes contra la naturaleza”, solicitación o comportamiento lascivo. 

Algunos de sus nombres eran publicados en los periódicos, lo que significaba que perdían sus trabajos. 

Incluso lo que se vestía estaba también regulado, menos de tres piezas de ropa consideradas “apropiadas para su género” podría resultar en arresto.

Según William Eskridge, historiador y profesor de la Facultad de Derecho de Yale, había una tensa ira entre las personas homosexuales, ya que no tenían poder político para lograr un cambio. Era como un barril de dinamita esperando para ser encendido.

Los jóvenes homosexuales no querían escribir cartas a los concejales para promulgar cambios o firmar peticiones. 

Sin embargo, siguieron el ejemplo del movimiento contra la guerra, de los afroamericanos y de la liberación femenina. 

No había refugio para ellos en bares o discotecas. 

A medida que aumentaron la frecuencia de las redadas contra la comunidad LBGTQ en el verano de 1969, Stonewall se convirtió en un objetivo obvio. Pero a medida que la policía se acercaba, la sensación de injusticia era palpable, no solo por las recientes redadas policiales, sino también por una serie de ataques violentos en manos de civiles homofóbicos.

Antes de Stonewall, los activistas querían encajar en la sociedad sin causar revuelo. Pero después del levantamiento, las solicitudes de cambio se convirtieron en demandas furiosas. 

De ahí, la famosa marcha de PRIDE, una manifestación organizada muy significativa; el primer paso valiente para encaminar la larga vereda en la lucha por la igualdad de derechos que hoy día se le garantiza a la comunidad LBGTQ.



 
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