SAN JUAN, Puerto Rico — El archipiélago de Puerto Rico sufre una nueva crisis.
Aun luchando con recuperarse tras el embate del huracán María, y a meses de haber derrocado a su gobernador, el país caribeño está experimentando una serie de temblores de tierra que no parecen cesar.
La Mega Nota llegó hasta el municipio de Guánica, epicentro de la mayoría de los terremotos, y uno de los pueblos más afectados por los sismos que han estado aterrorizando a los residentes de todo Puerto Rico.
La evidencia de la devastación se muestra en estas fotografías, tomadas durante el recorrido.
Las calles estaban prácticamente desiertas, excepto por algunos pequeños grupos de trabajadores recogiendo escombros.
Frente a una panadería, un puñado de personas esperaba su turno para entrar. Debían hacerlo uno a la vez, por razones de seguridad…y justo en ese momento, la tierra tiembla.
“¡Eso fue como de 5.0!”, comentó la señora que controlaba la entrada.
Mirando su celular, una joven confirmó que se trató de un 4.8 de magnitud.
Un caballero de edad avanzada con ojos tristes, levanta la mirada y dice, “no sé qué va a ser de nosotros”, y la misma señora añade, “no se sabe qué vamos a hacer…”
Caminando hacia la plaza central del pueblo, donde se ubica la casa alcaldía, se divisa un edificio de tamaño considerable, que colapsó, y el segundo piso básicamente aplastó el primero.
“Eso es una escuela pública”, explicó un trabajador municipal quien junto a un equipo de hombres, levantaban los escombros de otro edificio en ruinas.
“De haber tenido estudiantes en los salones al momento del sismo, hubiesen fallecido aproximadamente 200 jóvenes, esto es una pesadilla. Mi nombre es Luis y estoy trabajando por mi pueblo. Hace una semana mi familia se mudó a la ciudad de Nueva York, pues no podían con el miedo. Yo, estoy comprometido en quedarme aquí”.
El edificio de la alcaldía ha sido visiblemente afectado por los movimientos telúricos, por lo tanto permanece inhabilitada y cerrada.
Luis indicó que la administración estaba operando desde un refugio cercano al lugar.
A unas cinco cuadras del centro del pueblo –aun en el epicentro de los sismos– el área de una pista atlética se ha convertido en una ciudad de tiendas de campaña donde cientos de familias pernoctan porque temen que sus casas colapsen, ya no se sienten seguros, o simplemente están allí porque lo han perdido todo.
Rodeadas por soldados de la guardia nacional estadounidense, portando armas largas, decenas de tiendas de campaña –muchas oficiales– están habilitadas con aire acondicionado.
Albergan clínicas médicas, comedores, centros de distribución de suministros y oficinas de coordinación.
Otras, pequeñas, viejas y hasta improvisadas, sirven de hogar para familias vulnerables.
Según algunos de los refugiados entrevistados, el caos, la incertidumbre y la desorganización reina en este campamento.
Benjamín Vélez, vecino del mencionado municipio, explicó que su hogar es un apartamento de residencial público, administrado por el gobierno estatal.
Él no se siente seguro en su casa, por lo que ha decidido trasladarse con su esposa y cuatro nietos al refugio, donde viven en tres casetas confeccionadas como campamento.
“Las estructuras en Guánica siguen colapsando, tenemos miedo, vivo en el residencial Luis Muñoz Rivera, un complejo que alberga 200 familias, y ya al menos cuatro de los edificios están inhabitables. Oficiales del departamento de vivienda pública, han dicho que van a reubicarnos en otro residencial en un municipio adyacente, sin embargo no nos han dado una fecha concreta, no sabemos cuándo esto va a suceder o si en realidad van a conseguirnos un hogar seguro”.
Vélez siente que los gobiernos estatales y federales han aportado muy poco para remediar la situación.
“Realmente no estamos recibiendo ninguna ayuda significativa de agencias gubernamentales, quienes en realidad nos están ofreciendo una mano amiga, son las personas individuales, iglesias y grupos comunitarios que vienen aquí, preguntan que necesitamos y luego nos traen pañales desechables, comida, agua y otros suministro esenciales. Es la gente misma que nos está ayudando”.
Tras conocer que La Mega Nota sirve a la comunidad de Ohio, Benjamín Vélez dijo tener familia en Cleveland, y envió un caluroso saludo a su hermano, Celio.
A unas cinco millas de distancia desde Guánica, se encuentra la ciudad de Yauco, también fuertemente afectada por los sismos que sacuden a Puerto Rico.
Entendiendo que muchos de los lectores en Cleveland tienen raíces en esa área, era necesario trasladarse hasta el refugio para describir la situación en el “pueblo del buen café”.
Doña Blanca y su familia viven ahora bajo una humilde carpa repleta de sus pertenencias.
Bajo el fuerte sol caribeño, con rostro cansado expresó el sufrir del desplazamiento.
“Estoy aquí con mi familia porque mi casita sufrió daños estructurales y puede colapsar en cualquier momento. Estamos aquí porque no tenemos otro lugar donde ir, no sé cuánto tiempo estaremos acampando aquí, a nosotros nadie nos ayuda”.
Compartió, además, su temor y desesperación.
“Esto (los terremotos) no se acaban, la tierra sigue temblando, políticos vienen aquí y nos prometen cosas pero la realidad es que seguimos en peligro y sin hogar. Yo no sé lo que está pasando, pero por lo menos estamos juntos en familia. Solo quiero que todo esto termine de una vez por todas, así no se puede vivir”.
Al momento de redactar este reportaje, las autoridades del gobierno de Puerto Rico confirmaron que existen aproximadamente 7,000 personas pernoctando en 20 refugios, distribuidos en 14 municipios, todos en el área sur de la isla mayor, la más afectada por los sismos.
Los temblores continúan ocurriendo a ritmo alarmante.