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Un 52% de la población puertorriqueña prefiere la estadidad

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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SAN JUAN, Puerto Rico  — Como parte de los comicios electorales de noviembre en Puerto Rico, una nación-territorio perteneciente a los Estados Unidos, se le consultó al pueblo mediante una papeleta individual sobre su preferencia referente a buscar una alternativa al estatus colonial. 

La pregunta era sorpresivamente corta para un tema tan complejo; estadidad, sí o no. 

El plebiscito no contaba con la aprobación del Departamento de Justicia Federal ni Congresional, este fue propuesto por el incumbente Partido Nuevo Progresista (PNP), el cual busca la anexión permanente con los Estados Unidos, y que fuera liderado hasta el verano de 2019 por el derrocado Ricardo Rosello. 

Los resultados oficiales favorecieron la estadidad con un 52% de los votos, hecho que ha llevado al nuevo gobernador Pedro Pierluisi (también del PNP) a prometer impulsar un proyecto hacia la estadidad boricua durante este cuatrienio. 

Muchos analistas políticos de renombre en la Isla, como Luis Pabón Roca, Carlos Díaz Olivo y Jay Fonseca, por separado coinciden en que el Congreso no adjudicará mérito a dicha consulta, puesto que ésta ya había sido rechazada por cuerpo federal, y es quien tiene poder plenario sobre el país. Por otro lado, el resultado refleja una considerable baja porcentual al compararse con el último plebiscito celebrado en el 2017, donde la estadidad obtuvo una abrumadora victoria contando un 97% del total de los votos. 

Los partidos de oposición, especialmente los emergentes calificaron la consulta como una estrategia política del PNP para movilizar sus votantes.

A consecuencia, un sector de la población optó por dejar esa papeleta en blanco, como fue el caso del candidato a la gobernación por el Proyecto Dignidad, el Dr. César Vázquez, quien a pesar de ser abiertamente estadista, motivó a sus seguidores a hacer lo mismo, aludiendo a la ilegitimidad de la consulta. 

Otro detalle que principales analistas prevén obstaculizará la promesa del nuevo gobernador es que obtuvo el puesto con un 35% de los votos, lo que matemáticamente equivale a una representación popular minoritaria, y su partido no logró obtener el dominio cameral, que es ahora una entidad políticamente fragmentada. 

Mientras, desde hace meses en Washington D.C., la congresista demócrata Nydia Velázquez y su homóloga Alejandra Ocasio-Cortes, han estado trabajando en un proyecto de consulta plebiscitaria para Puerto Rico, colaborando estrechamente con el altamente influyente excongresista demócrata de Chicago, Luis Gutiérrez, quien ahora reside en la Isla. 

El líder republicano Mitch Mcconnell ya ha expresado enfáticamente que el partido republicano no aprobará ninguna medida que otorgue la estadidad para Puerto Rico.

Meses antes de ser removido de su cargo, el exgobernador Ricardo Rosello preguntó directamente al presidente Donald Trump si podían hablar de estadidad. 

Trump explicó que para ese fin, sería necesario tener una plataforma republicana, ya que un nuevo estado de inclinación demócrata crearía un desequilibrio en el entorno bipartidista de los Estados Unidos, que de forma categórica favorecería a los demócratas solamente. 

Incongruentemente, la reelecta Comisionada Residente de Puerto Rico en Washington, Jenniffer González, (posición simbólica que no conlleva privilegio de votación congresional) es del partido republicano y respaldó la campaña para la reelección de Trump, mientras Pedro Pierluisi se identifica como demócrata. Ambos del mismo partido en Puerto Rico, pero alineados con dos facciones opositoras en Washington. 

La pregunta ahora yace en si esta contraposición puede ser una herramienta ventajosa para los estadistas, o acercar la Isla a su independencia. 




 
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