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Un boricua negro tiene museo en Pittsburgh

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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Un boricua de Carolina, Puerto Rico tiene un museo y una estatua en su honor en la Ciudad de Pittsburgh. Sin embargo, desde una perspectiva moderna resulta difícil imaginar cómo era ser negro en la década de 1960, en una ciudad predominante blanca donde el público y los reporteros se burlaban constantemente de su acento.

A más de medio siglo de su muerte, Roberto Clemente sigue siendo uno de los deportistas más admirados en Estados Unidos, venerado en Pittsburgh y todo un ícono latinoamericano. Pertenece al Salón de la Fama del Béisbol por su desempeño como bateador en los Piratas. Falleció en la víspera de Año Nuevo de 1972 a los 38 años cuando el avión en que viajaba en una misión de ayuda para las víctimas de un terremoto en Nicaragua se estrelló.

Generalmente, cuando se conmemora su legado, se resalta el aspecto deportivo y acción humanitaria, pasando por alto el activismo radical de Roberto Clemente como un hombre negro que habló enfáticamente –en inglés– contra del racismo en los EE. UU. durante los cruciales tiempos del movimiento por los derechos civiles.

Clemente conocía a Martin Luther King Jr., y compartió con él en su finca durante una visita del prócer a Puerto Rico. Denunció la segregación racial y luchó durante los entrenamientos en la era Jim Crow. También ejerció presión para que la administración de los Piratas hicieran cambios acomodaticios para mejorar la calidad de vida a otros jugadores negros.

A pesar de que en Puerto Rico existe el racismo, Roberto Clemente no conocía las dimensiones extremas del discrimen racial en los EE. UU. Según la biografía publicada por David Maraniss, cuando el astro del béisbol se presentó por primera vez a las prácticas de entrenamientos para los Piratas en el estado de Florida, a los jugadores negros no se le permitía comer en los mismos restaurantes que sus colegas blancos y tenían que esperar en el autobús a que estos les trajeran comida después de los partidos. 

Esta dinámica enfureció a Clemente, y se rehusó a comer alimentos provenientes de establecimientos donde no servían a gente de color. Animó a sus compañeros negros a no tolerar esta situación y solicitó a la administración del equipo un transporte separado para ellos ir a un lugar donde les atendieran. Tras un período de disputas, finalmente les proporcionaron una camioneta.

Como puertorriqueño –relacionado al estatus político colonial de la isla– denunció abiertamente lo que catalogó como una ciudadanía americana “de segunda clase”,

Tal vez en vida, no fue valorado en Pittsburgh como realmente se merecía. Pero hoy es diferente, y en el vecindario de Lawrenceville se encuentra el “Clemente Museum”, un amplio espacio renovado localizado en lo que fue una histórica estación de bomberos (la Engine House 25) y donde se exhibe la colección más grande a nivel mundial dedicada al deporte del béisbol, contando con obras de arte, materiales didácticos, fotografías y recuerdos, todo centrado en la figura de Clemente.  

Aquí podrá encontrar artículos relacionados a su vida personal, de compañeros de juego y sus causas humanitarias. Verá los Guantes de Oro que le fueron otorgados, el premio Silver Slugger, anillos de la Serie Mundial, la base de la serie 71, y hasta el nombre de su esposa (Vera) grabado en un jarrón que hizo para ella. 

El museo no está abierto para el público en general pero sí ofrece sus servicios haciendo una reservación adelantada. Para más detalles llame al (412) 621-1268.

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FOTOS: (The Clemente Museum)  

(The Clemente Museum/Duane Rieder)



 
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