A medida que pasa el tiempo, muchas tradiciones dejan de celebrarse y se pierden con los años, convirtiéndose en algo del pasado.
Una de estas costumbres que parece estar en peligro de extinción se llevaba a cabo en Puerto Rico, llamada “Velorio de Reyes”.
Aunque todavía se hace en algunos lugares de la montaña en Puerto Rico, cada vez son menos comunes.
El velorio se realizaba el 6 de enero, Día de los Reyes Magos, y en esencia era un tributo a los tres que llevaron regalos al recién nacido niño Jesús.
La práctica estaba basada en una promesa de fe a los Reyes de Oriente.
Si una persona se sentía necesitada de algo, de un milagro, la recuperación de un enfermo o ayuda para hacer un sueño realidad u otra situación que ameritara intervención divina, esta le pedía a los “Santos Reyes” su deseo a cambio de la promesa de celebrar un “velorio” en su honor, cada 6 de enero por una cantidad de años determinada.
Dependiendo de la magnitud de la petición, algunos devotos lo hacían de por vida.
El creyente construye en un rincón de su casa, un pequeño altar a los Reyes.
Hoy considerado arte folclórico, el altar lleva las figuras de los tres personajes, cuidadosamente talladas en madera.
La persona que confecciona estas artesanías, se le conoce como “santero”, ya que además de los Reyes, también prepara esculturas de cualquier santo católico.
Durante todo el año, la persona que hace la promesa guarda dinero y, en ocasiones, pide “limosna” para su “Velorio de Reyes”.
El anfitrión invita a toda la comunidad a que se reúna esa noche en su hogar.
Por lo general, pueden ser muchos los convocados, sin embargo, es una fiesta abierta.
Una invitación formal no es necesaria para asistir.
En algunas municipalidades más pequeñas, un buen “Velorio de Reyes” era literalmente una fiesta del pueblo.
El pequeño altar se coloca en un lugar visible para la fiesta esa noche, y con un formato similar al de un velorio de difunto, se le reza un rosario a los “Santos Reyes de Oriente” y entre misterios, se cantan alegres villancicos caribeños (aguinaldos).
Al finalizar el rosario, la fiesta comienza en grande.
La música no cesa hasta el amanecer. La comida y la bebida son abundantes.
El menú siempre consiste en arroz con gandules, lechón asado, pasteles, acompañado de bebidas para adultos como el coquito, ron y cerveza.
El propósito del velorio –además de rezar un rosario para los Reyes– es el de alimentar a cuanta gente pueda esa noche, mientras se les brinda alegría a todos con una gran fiesta.
Tal vez celebrar un “Velorio de Reyes” en los enclaves hispanos de la región pueda resultar algo excesivo, sin embargo, el Día de Reyes es uno especial para esta comunidad, una bonita tradición que no se olvida.