Quito, 7 feb (EFE).- Con amenazas de multa a quien no llevara bien la mascarilla y restricciones de acceso en los colegios electorales para evitar contagios, los ecuatorianos han afrontado unos comicios marcados por la pandemia en los que las autoridades no siempre han sabido contener la presión popular.
El objetivo ha sido a lo largo de toda la jornada alentar el voto pese a la covid-19, pero distintos portavoces oficiales han reconocido que se han producido aglomeraciones y descontrol: las estadísticas de contagio dentro de dos o tres semanas tendrán la última palabra sobre el éxito de la operación.
A escala nacional, el servicio ECU911 registraba a media jornada más de 1.200 aglomeraciones, según su director Juan Zapata, cuyo organismo hizo un vasto despliegue de más de mil cámaras para poder contener a las multitudes, además de drones con sistemas electrónicos para medir distancias entre individuos.
Ni siquiera el inclemente sol ha separado a la gente en las a veces infinitas filas, en las que los votantes se han visto atrapados hasta tres horas.
"Estoy en la cola como una hora", comentó a Efe Fabiola Camacho, 55 años, ecuatoriana de la provincia de Bolívar y radicada en Quito, tras votar en el tradicional colegio San Gabriel, fundado por sacerdotes jesuitas en 1862.
Cubierta con un protector plástico, doble mascarilla y portando un frasco de alcohol, Camacho explicó que apenas ha salido para lo necesario durante los 11 meses de pandemia.
TRAE TU BOLÍGRAFO
Los protocolos, gestionados desde hace semanas por el Ministerio de Salud, el ECU911 y asesores de organismos internacionales como la OEA, incluían una lucha sin cuartel para mantener el distancimaiento, llevar mascarillas, usar bolígrafo propio y hasta llevar cada uno su propio alcohol.
Dentro de los colegios, también la limpieza cada varias horas de todas las superficies más vulnerables al contagio, aunque nadie sabe realmente si se han realizado dada la alta presión por permitir el voto a cuantas más personas.
Tampoco ha habido respeto a las instrucciones por parte de muchos de los aspirantes a la presidencia, que han convocado a los medios provocando aglomeraciones innecesarias.
En el colegio de San Gabriel, los electores aguardaban en filas de rápido recorrido el aula donde debían depositar los sufragios, que comprendían varias sábanas con los listados de candidatos: una con los 16 binomios a presidente y vicepresidente, otra para elegir los 137 integrantes de la Asamblea Nacional y una última papeleta para la elección de 5 parlamentarios andinos.
Dos urnas de cartón, una para el cartel presidencial y la otra para el voto de los parlamentarios daban fe a media mañana de la concurrencia de votantes, puesto que a algunos de ellos les costaba introducir su decisión.
"Todos hemos venido a votar con la ilusión de mejores días para nuestro país, a pesar de que las colas están demasiado largas", comentó a Efe el exarquero manabita Jacinto Espinoza, quien votó en el mismo colegio.
63 % ANTES DE LAS 13.30 HORAS
La afluencia ha sido tan masiva que hasta las 13.30 hora local (18.30 GMT), ya habían votado el 63 % de los casi 12,7 millones de convocados en Ecuador (otros 400.000 los están en el extranjero), según el último parte del CNE.
"Es un numero alentador", dijo la presidenta del CNE, Diana Atamaint, que aseguró que el proceso se cerrará a las 17.00 (22.00 GMT) independientemente de quién quede en la cola.
El informe del órgano electoral incluía una espera promedio en fila de hasta 40 personas, lo que en longitud se traduce en unos 100 metros alrededor del colegio. En algunos, las imágenes mostraban dos o tres veces esa distancia.
En San Gabriel, junto a una cancha de baloncesto, voluntarios del Consejo Nacional Electoral (CNE), uniformados de las Fuerzas Armadas, personal de la Policía y otras entidades organizaban las filas y daban indicaciones a los electores.
En uno de los pasillos, Pompeya Iglesias, de 85 años, se apoyaba del brazo de su hija, Elizabeth Vallejo, que la acompañó a depositar el voto.
"Nos han permitido pasar con facilidad", refirió la privilegiada anciana.
SANCIONES A VENDEDORES AMBULANTES
Los que peor parte se han llevado en la jornada democrática han sido los vendedores ambulantes por las restricciones impuestas por las autoridades, pese a que junto a los colegios podían verse hombres y mujeres con hijos pequeños vendiendo mascarillas, bolígrafos o tarjeteros plásticos para el certificado de votación.
"Este Gobierno ha sido medio estricto, siempre nos han dejado a la gente pobre, a los comerciantes. Todos salimos a trabajar, tenemos derecho, ¿a dónde vamos a ir?", se preguntó a Efe Miguel Llumitaxi, un vendedor informal a las puertas del centro educativo Eufrasia, en el norte de Quito.
Algo más de 13 millones de ecuatorianos estaban convocados a las urnas en esta jornada en la que Ecuador es la primera nación latinoamericana que acude a las urnas este 2021 en plena pandemia.
El principal desafío, garantizar el voto presencial en un país donde es obligatorio para los electores entre 18 y los 65 años, y donde la covid-19 deja una secuela de mas de 258.000 casos acumulados y más de 15.000 fallecidos.